4.10.11

arquitecturas expuestas



para la arquitectura exponerse es un riesgo. la arquitectura se supone consiste en ponerse, en colocarse o situarse. en estar ahí y no en otra parte. la arquitectura, la buena, dicen, es aquella que entiende y sabe medirse con el lugar que ocupa, la que le saca partido y aprovecha su potencial. la arquitectura, pues, supone saber de posturas y posiciones, pero no funciona bien exponiéndose. hay quienes insisten en que la arquitectura sólo puede entenderse in situ. a mi juicio esa idea, que alguna vez llamé la teoría wagon-lits de la arquitectura, es falsa. pues la arquitectura no está en los edificios -o no sólo ahí.

en su libro sobre el erotismo georges bataille escribió: "una joven hermosa desnuda es a veces la imagen del erotismo. el objeto del deseo es diferente del erotismo, no es el erotismo entero, sino el erotismo de paso por él." podemos decir lo mismo de la arquitectura: el edificio es diferente de la arquitectura. no es el edificio la arquitectura entera sino la arquitectura de paso por él. la arquitectura es un pasaje, un paso o, más bien, un ritual de paso. sí, está en el edificio, como el poema está en el lenguaje o la imagen en la nube, el manchón o el escupitajo -piénsese en bacon y sus borrones o, mucho antes, en leonardo estudiando atentamente las paredes sanguinolentas de un hospital de tuberculosos. está ahí, pero hay que sacarla, ex-ponerla.

ver arquitectura nunca es un acto ingenuo, ni siquiera si es inocente, si es primordial u originario. ¿qué vemos en el cubo -se preguntó alguna vez bernard tschumi- la geometría de la caja con seis lados o la idea de cubo? -y recordemos que el significado del origen griego de la palabra idea, eidos, es imagen. las exposiciones de arquitectura deben servir para eso: para sacar la arquitectura de su lugar y mostrarla -de-mostrarla- como idea/imagen, como acto de la imaginación -la arquitectura, según el filósofo inglés roger scruton, es siempre imaginaria, es decir, un acto de la imaginación.

en estos días hay en la ciudad de méxico al menos cuatro exposiciones de arquitectura que nos permiten imaginárnosla de distintas maneras. una en el pequeño espacio de Liga (www.liga-df.com, Insurgentes Sur 348) muestra, reunidos en una sola maqueta, varios proyectos del equipo colombiano paisajes emergentes.

otras dos, muy buenas, comparten una sala del museo de arte moderno en chapultepec, dedicadas a félix candela y max cetto. ambos arquitectos nacieron fuera de méxico, el primero en españa en 1910, el segundo en alemania, en 1903, y realizaron buena parte de su obra aquí. candela desarrolló la construcción de delgadas cubiertas de concreto, como el pabellón de los rayos cósmicos, en cu, la iglesia de la medalla milagrosa, en la narvarte, o el restaurante los manantiales, en xochimilco, entre muchos otros más, incluyendo los antiguos y bellos techos de las gasolinerías y de mercados como el de coyoacán. cetto produjo una obra más escasa. casas en el pedregal, un hotel en michoacán, y varios edificios. ambos trabajaron asociándose comúnmente con otros arquitectos como ramírez vázquez, de la mora o gonzález reyna el primero, barragán el segundo.

la cuarta exposición muestra el trabajo de otro arquitecto nacido fuera de méxico, alejandro zohn (viena, 1930, guadalajara, 2001) que trabajó en el estado de jalisco. el mercado libertad y los archivos del estado en guadalajara son dos de sus obras más notables. la exposición sin embargo deja mucho que desear, como suele ser costumbre en ese pasillo en el último piso de bellas artes que lleva pomposamente el título de museo nacional de arquitectura, la museografía es torpe, descuidada y la curaduría nada rigurosa. si algo expone esa muestra es la necesidad de planear, pronto, un espacio digno para documentar y exhibir la arquitectura en esta ciudad. mientras, son otros espacios, como liga y el mam, los que suplen esas carencias.



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