Un notable arquitecto moderno que, durante los últimos veinte años, ha diseñado muchos edificios sobresalientes en Alemania, Inglaterra y Palestina y un gran complejo fabril en Rusia, tendrá una exposición retrospectiva en el Museo de Arte Moderno a partir del miércoles 26 de noviembre y hasta el domingo 4 de enero.
El arquitecto al que se refería ese boletín de prensa del MoMA era Eric Mendelsohn. Un día antes de que cerrara la exposición, en el número del 3 de enero de 1942, Lewis Mumford publicó en su columna del New Yorker, The Sky Line, un texto titulado Dynamics and domesticity. El texto de Mumford empieza hablando de la exposición de Mendelsohn, “una atrasada reparación al hecho d que había sido dejado fuera de la exhibición del estilo internacional de 1932.” Mumford supone que “la fama de Mendelsohn como arquitecto fue en parte oscurecida por su éxito” entre industriales y clientes adinerados. Su arquitectura, dice Mumford, es consistente, pero el expresionismo de su Torre Einstein en Postdam había sido convertido en “un lugar común y casi cómico por los diseñadores de coches” de los años cuarenta. Con todo, agrega Mumford, el “placer intuitivo” que encontraba Mendelsohn en “las formas dinámicas que expresan la tensión y el movimiento” lo hicieron “asimilar las innovaciones y evitar las extravagancias de sus contemporáneos.” Tras hablar de la exposición de Mendelsohn, Mumford escribe:
Mientras están en el Museo de Arte Moderno, podrán también salir al jardín y examinar el más reciente sucesor al diseño original de la casa Dymaxion de Buckminster Fuller. Nunca he compartido la curiosa noción con la que inició su trabajo el señor Fuller —que las casas deben ser móviles. Hasta antes de la guerra, al menos, el nomadismo me parecía estar terminando definitivamente: si algo marcó el interludio antes de esa calamidad mundial, fue el deseo de asentarse y echar raíces profundas de nuevo.
La otra exposición de la que habla Mumford era de un par de Unidades de despliegue Dymaxion (Dymaxion Deployment Units o DDUs), diseñadas por Fuller en 1940 y patentadas en marzo de 1941, 14 años después de que construyera su casa Dymaxion en 1927. El boletín de prensa del MoMA los describía como “dos cilindros conectados de acero corrugado pintados de blanco —uno de veinte y otro de quince pies de diámetro— con techos de acero en segmentos como si fuera un paracaídas abierto.” El MoMA esperaba exponer las DDUs desde junio de 1941, pero “la primera unidad diseñada para el museo fue decomisada por la Marina y la segunda por el Gobierno, para consideración y experimentos.” El comunicado del MoMa también explica que “gracias a “la facilidad, velocidad y economía con la que pueden fabricarse, enviarse, ensamblarse y desmontarse, las DDUs pueden usarse para vivienda de defensa, refugios de evacuación, barracas del ejército o, en tiempos de paz, como casas de playa o para huéspedes.” Mumford por su parte apuntaba que podían servir de refugios contra ataques aéreos, camufladas en el campo abierto —“la casa redonda es la más fácil de camuflar desde el aire pues coincide con las formas de la naturaleza como árboles y montículos,” decía el mismo Fuller—, y que sus pequeñas claraboyas eran más fáciles de proteger que grandes ventanas. Sobre el tema de las bombas, el MoMA decía que “aunque no era a prueba del golpe directo de una bomba, las superficies corrugada circulares de las DDUs pueden desviar los fragmentos de bomba o los escombros lanzados al aire” y que su estructura de acero era totalmente a prueba de fuego, además de que “su forma y sus cimentaciones ancladas” hacían imposible que colapse, lo que las hacía no sólo aptas para situaciones de guerra, sino a prueba de huracanes y terremotos. Para Mumford era claro que el avance se debía a la forma tanto como al material, “pues era claro que ningún avance decisivo se haría en la producción de casas en masa hasta que alguien ensayara alterar la forma esencial de la casa nómada tradicional y simple —la tienda o el iglú— en vez de simplemente tratar de copiar la antigua construcción de piedra y madera con nuevos materiales.” Cada DDU tenía un costo de 1,250 dólares, totalmente equipada.
El 31 de diciembre del 2013, Alastair Gordon publicó en el New York Times una nota en la que, además de contar la historia de las DDUs y de la exhibición en el MoMA, reportaba que en Camp Evans, una base aérea abandonada en New Jersey, Fred Carl, “un antiguo maestro de preparatoria y el cuidador extraoficial del sitio, guía a los visitantes a conocer una colección de casas de metal corrugado con claraboyas por ventanas y techos cónicos que parecen casas de extraterrestres caídas del cielo:” una docena de Unidades de despliegue dymaxion en distinto estado de conservación. Restos de una forma de domesticidad dinámica —basada según Fuller en “el principio de hacer lo máximo con lo mínimo”— distintas a las “dinámicas” expresionistas de los gestos de Mendelsohn que, por algunos meses a finales de 1941, compartieron el espacio en el Museo de Arte Moderno de Nueva York.
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