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23.9.14
30.10.13
4.4.13
13.3.13
cinco arquitectos y una arquitecta
el segundo día del 14º congreso arquine fue tal vez más arquitectónico que el primero —en el que también participaron un antropólogo, una socióloga y un cineasta: hoy todos eran arquitectos. la mañana la abrieron michel rojkind y roman delugan. el primero invirtió la pregunta que planteaba el congreso —¿de qué hablamos cuando hablamos de espacio?— para plantear ¿de qué nos habla el espacio? en tres tiempos, rojkind mezcló ideas sobre cómo entendemos y actuamos sobre el entorno —atención, selección y adaptación— con la explicación de varios proyectos, desde sus primeros en sociedad con miquel adrià e isaac broid, hasta recientes como liverpool interlomas y la polémica cineteca. no pude ver más que 10 minutos de la presentación de delugan así que poco puedo decir, pero eso poco me pareció demasiado arquitectónico —término que uso aquí en un sentido negativo— y poco interesante.
siguió andrés jaque, quien devolvió al congreso un tono crítico y social al plantear la diferencia entre el hogar y lo social a partir de programas como los pioneros y heidi, en los que la casa se piensa como lo opuesto a lo social —como un refugio y retiro del mundo de la publicidad— y la realidad, en la que la casa —a partir de la teoría del actor-red— se concibe como parte de un sistema complejo formado por los objetos, las arquitecturas y las personas, además de las relaciones que entre ellos se establecen. jaque mostró varios proyectos relacionados con la domesticidad —como ikea disobedients. para cerrar su presentación, jaque planteó cuatro puntos: la reflexividad constructiva: urbanismo construido desde la base —bottom up— que aprovecha la inteligencia generalizada; el privilegio de la disputa constituyente sobre la ficción del final feliz; la idea de desacoplar los componentes del ensamblaje que forman y, finalmente, la arquitectura pensada como un punto de paso obligatorio más que como un objeto o cosa cerrada —aquí una entrevista de hans ulrich obrist a jaque.
alfredo brillenbourg siguió con la arquitectura como una forma política y ética antes que artística o estética. brillenbourg, quien en la pasada bienal de arquitectura de venecia, dirigida por david chipperfield bajo el título common ground, ganó el león de oro con la investigación sobre la torre de david en caracas, presentó varios proyectos insistiendo en los efectos sociales de los mismos antes que en su forma o su materialidad, las que dijo, finalmente no le importan. algo sobre lo que habría sin duda que reflexionar, aunque también sobre cierta visión del sur —que no necesariamente es geográfico— y que de algún modo se conecta con la arquitectura para el otro 90% que se presentó en el congreso pasado de arquine.
david chipperfield empezó con una doble disculpa: su arquitectura no trata los mismos temas que el trabajo de brillenbourg y su salud le impidió hacerlo con el mismo entusiasmo. chipperfield insistió en algo que otros han dicho de otro modo: hoy ya no existe espacio público sino espacio comercial que hace las veces de espacio público. la arquitectura, dijo, ha perdido gran parte de su poder de representar algo ante la sociedad. a partir de dos pinturas del banco de inglaterra de john soane, una terminado y otra en construcción, reflexionó sobre la diferencia entre la arquitectura como imagen, como representación de algo, y la arquitectura como espacio.
el congreso lo cerró denise scott brown con una conferencia larga y preparada especialmente para el congreso: widening the idea of space. scott brown presentó una historia de la arquitectura, desde lasa tiendas y cuevas primitivas hasta mies van der rohe y louis kahn, explicando distintas condiciones y características de los espacios —habría que decir que, en coincidencia con lo que explicó al abrir el congreso manuel delgado y consistente con su interés por un lenguaje preciso, scott brown mostró que el espacio sólo se entiende definiéndolo: física y conceptualmente. el repaso que hizo denise scott brown de la historia no fue, sin embargo, inocente o desinteresado, no era la visión de una historiadora sino la de una arquitecta que, poco a poco, fue mostrando cómo cada tema que trataba se iba relacionando con la el trabajo que han realizado robert venturi y ella, sea de diseño o investigación. scott brown habló de un espacio medido a partir del cuerpo, de pies y codos y sobre todo de pasos, de la matemática como el despliegue y repliegue de una cuerda, que sirve para trazar en el suelo, y advirtió: no hay que pensar que el punto es adimensional: el punto es un nudo. del punto como encuentro de dos cuerdas al lugar de encuentro como cruce de dos caminos, scott brown habló de esa condición —el cruce y el encuentro— como la que más le interesaba en su arquitectura y como algo que habría que entender, como arquitectos, del urbanismo. después, scott brown presentó tanto su trabajo de diseño de varios campus universitarios como las investigaciones de aprendiendo de las vegas y aprendiendo de levittown.
24.8.12
el otro : de máscaras y fachadas
hoy se inauguró en liga la instalación de frida escobedo el otro. a partir de fotografiar un edificio en la esquina de florencia y avenida chapultepec en la zona rosa de la ciudad de méxico, frida separa mediante dibujos las distintas capas que se han acumulado tras la fachada alguna vez transparente de esa arquitectura que se quiso moderna. con el uso y los años, el vidrio se fue revistiendo, al interior, de materiales distintos que, según apunta frida, mientras que transforman la apariencia del edificio mantienen hasta cierto punto su consistencia material hacia el exterior. a partir de dicha evidencia frida nos hace reflexionar sobre la relación entre representación e identidad : ¿qué es una fachada cuando ya no tiene ni función estructural ni simbólica? ¿qué dice, qué puede mostrar y qué oculta? ¿qué hay detrás de la apariencia, pues?
"si «la arquitectura es la disciplina que piensa la relación entre la sociedad y la forma» –nos dice citando a sanford kwinter– entonces su estatuto en tanto dominio de la representación cultural reside en su capacidad para actuar como instrumento mnemónico para calibraciones tanto históricas como sociales del tiempo."
la fachada, en tanto forma que revela y oculta, que esconde y demuestra a un mismo tiempo, nos lleva a pensar en su relación con el sujeto, con la cara y la máscara. frida nos explica, a partir de su doble etimología como cara –facia– y como hechura –facere– que la fachada "funciona como una etapa del espejo colectiva, una representación de las relaciones de los individuos con sus condiciones reales de existencia colectiva. trabaja sincrónicamente como máscara y como cara."
capas, caras, máscaras, fachas y fachadas; identidad y diferencia; otredad. frida nos lleva de su análisis de la fachada de un edificio quizás anodino –calificado alguna vez por leon krauze en un tuit que no puedo encontrar como el más feo de la ciudad– a las ideas de octavio paz sobre el y lo mexicano. como la pirámide a la que se le construye una nueva capa que la oculta y la refuerza, esta fachada moderna –como tantas otras– nos inventa y nos delata: "en nuestra carrera hacia el desarrollo –escribe–, la otredad se convirtió en el lastre que nos apartaba del progreso y que, convenientemente, decidimos barrer bajo la alfombra de un discurso histórico hegemónico, aplanándola en una única «identidad nacional» oficial que fue acompañada por una oleada de edificios de estilo internacional por toda la ciudad."
24.3.12
de la botellita de perfume a la ciudad
de la cucharita de café a la ciudad. la frase que acuñó el italiano ernesto nathan rogers –tío de richard, el inglés– en 1952 resume también la ideología de buena parte de los arquitectos de la modernidad heroica en la primera mitad del siglo 20. no sólo se podía sino que se debía diseñar todo con un enfoque global. esa era la ideología también de, por ejemplo, walter gropius y que inculcó en la bauhaus. en una conferencia que dio mark wigley a finales de los años 90 en harvard –escuela que dirigió gropius–, calificó a ese tipo de diseño como explosivo, en contraposición al implosivo. éste, cerrado rígidamente sobre los espacios que produce, controla hasta el último detalle. los arquitectos de la secesión vienesa son algunos de sus mejores representantes y aquella historia irónica de adolf loos en la que uno de esos arquitectos llega de improviso a la casa de uno de sus clientes y le reclama recibirlo usando las pantuflas que le diseñó única y exclusivamente para el salón fumador demuestra esa obsesión por la concordancia entre todos los elementos de la arquitectura, incluyendo mobiliario y el vestido de los ocupantes.
el diseño explosivo es la otra cara de la obra de arte total: en vez de diseñar cada pieza de un interior, se diseñan todos los productos posibles para que no pueda haber fallas, para que por ningún resquicio se cuele algo no planeado –todo corresponde con lo planeado por un diseñador de un millón de cabezas que piensan como una y dos millones de manos que dibujan de común acuerdo. de la cucharita a la ciudad, pues, todo se corresponde.
pero no, de la botellita de perfume a la ciudad no es otra versión de esa voluntad de control absoluto que ambos tipos de diseño –el implosivo y el explosivo– comparten según wigley. ni siquiera se si se trata precisamente de lo contrario, pero tras la fallida conferencia que recientemente zaha hadid presentó en méxico como parte del 13er congreso de arquitectura organizado por arquine, no puedo evitar pensar que de eso se trató: una colección de botellas de perfume infladas a una escala urbana. o al menos eso fue lo que la manera de presentar su trabajo me hizo pensar pues, aunque hubo algunos términos que sugerían operaciones más complejas, en general la presentación se redujo a imágenes –algunas maquetas pero en general renders o fotos que los imitaban. ningún plano, ninguna explicación de los procesos y las ideas que implicaban esas formas.
si la modernidad, como dice peter sloterdijk, no es la era de las revoluciones sino de las explicaciones –que “transforman en conceptos los datos y los presentimientos, y estas transformaciones son tan narrables como fundamentables”– la arquitectura de zaha hadid, pese a su apariencia de decorado para película de ciencia ficción de los años 60 –o precisamente por eso– no resulta tan moderna o no, de menos, por la forma de presentarla. si el chiste de la modernidad está en revelar el truco –y quizá no en ver al mago desde bambalinas sino en verlo transformando la explicación del truco, a su vez, en un nuevo truco–, con zaha hadid sólo vimos un despliegue de talento formal –tan grande, sí, como la misma personalidad de su autora– pero ninguna voluntad de explicar esas formas. al final, insisto, como botellitas de perfume a gran escala.
10.3.12
4.1.12
anne tyng (1920-2012)
anne tyng, nacida en china en 1920 y la primera mujer en recibir el master de arquitectura en harvard, cuyo trabajo en megaestructuras tridimensionales quedó opacado, tal vez, por su relación con louis kahn, murió. aquí una entrevista en domus.
15.12.11
21.11.11
in a barbie world
la profesión del año 2011 de barbie es, sí, arquitecto. no, no: arquitecta. y ese es uno de los temas que toca la revista metropolis al preguntarse "¿qué puede hacer un juguete por la arquitectura?"
la pregunta no se refiere a los bloques de madera desarrollados por friedrich froebel en los años 30 del siglo 19, y que frank lloyd wright señaló como su primera influencia y aprendizaje arquitectónico, sino a la barbie arquitecta, con sus botitas, sus instrumentos de trabajo rosa barragán y su maqueta que es más bien una casa de muñecas de una muñeca.
en una profesión dominada por hombres –pese a la clara capacidad demostrada por muchas mujeres a lo largo de una historia marginada: piénsese tan sólo en el caso, no tan lejano, de rober venturi recibiendo el pritzker mientras denise scott brown, su socia y esposa, era sólo mencionada como "talentosa compañera"–, la muñeca arquitecta se ve como un estereotipo que vuelve trivial la batalla de muchas mujeres al menos en el siglo 20 para destacar en esa profesión.
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