29.11.12

arquitectura ciega






mucho se ha dicho sobre la arquitectura como uno de los privilegios de la vista, o no. walter benjamin escribió que la arquitectura puede percibirse bien por la vista, de manera atenta y concentrada, o de manera táctil, con el cuerpo entero y de manera distraída, más como un hábito –y esa es la manera usual, normal, dice. juhani pallasmaa escribió un libro, los ojos de la piel, cuya primera parte es una crítica de dicho privilegio de la visión en la cultura occidental, en especial en relación a la arquitectura, y la segunda intenta presentar otras formas de hacer y percibir arquitectura que no están centradas sólo en la visión.

esta casa –aquí en fotos de laurent ruamps– en la avenida rené coty del distrito 14 de parís, fue diseñada por jean julien lemordant, pintor. durante la batalla de artois, en 1915, lemordant recibió heridas que finalmente lo dejarían ciego. con todo, en 1927 diseñó su casa-estudio que construyó con ayuda de jean launay. en un terreno escarpado, lemordant la diseñó esculpiéndola en arcilla. además de las habitaciones, había un amplio estudio bien iluminado que, siendo ciego, jamás usó.

[ps. releyendo lo anterior recordé lo que dice gilles deleuze de la diferencia entre lo manual, lo táctil y lo digital –al explicar que un diagrama es manual y no digital:
llamaría táctil a la mano subordinada al ojo, al estado de la mano subordinada al ojo. cuando la mano sigue las directivas del ojo, entonces se hace táctil. hablaría de "lo propiamente manual" cuando la mano se sacude su subordinación en relación al ojo, cuando se impone al ojo, cuando le hace violencia al ojo, cuando se pone a cachetear al ojo. y lo digital es, por el contrario, el máximo de subordinación de la mano al ojo. ni siquiera se trata de la mano poniendo sus propios valores táctiles al servicio del ojo, es la mano que se ha fundido. sólo subsiste un dedo para operar la elección binaria visual. la mano es reducida al dedo que se apoya sobre el teclado. es decir, es la mano informática. es el dedo sin mano.
la casa de lemordant, ¿es producto puro de la mano, pura manipulación, un diagrama?]

28.11.12

lo inacabado


los múltiples proyectos arquitectónicos inaugurados a medias por el gobierno que ya se despide me hicieron recordar algo mucho más interesante, un texto de zumthor: babel o lo inacabado. no de peter, el arquitecto, sino de paul, lingüista y medievalista franco-suizo nacido en 1915 y que murió en 1995. babel fue su último libro, inacabado, y se publicó póstumamente en 1997.

zumthor escribe a partir de ese "texto primitivo y breve, de engañosa claridad –construido, en veinte líneas, con el rigor sin fallas de un cuento de kafka–, fijado hace dos milenios:" génesis 11, 1-9
tenía entonces toda la tierra una sola lengua y unas mismas palabras. y aconteció que cuando salieron de oriente, hallaron una llanura en la tierra de sinar, y se establecieron allí. y se dijeron unos a otros: vamos, hagamos ladrillo y cozámoslo con fuego. y les sirvió el ladrillo en lugar de piedra, y el asfalto en lugar de mezcla. y dijeron: vamos, edifiquémonos una ciudad y una torre, cuya cúspide llegue al cielo; y hagámonos un nombre, por si fuéremos esparcidos sobre la faz de toda la tierra. y descendió jehová para ver la ciudad y la torre que edificaban los hijos de los hombres. y dijo jehová: he aquí el pueblo es uno, y todos éstos tienen un solo lenguaje; y han comenzado la obra, y nada les hará desistir ahora de lo que han pensado hacer. ahora, pues, descendamos, y confundamos allí su lengua, para que ninguno entienda el habla de su compañero.
ya antes he comentado sobre el texto de zumthor y en general sobre babel. copio ahora sólo las líneas finales de su libro: "lo inacabado no es ruptura. tampoco es provocación. es simple rechazo de esa clausura por medio de la cual todo se acaba, según la etimología de la palabra: se somete a la autoridad de lo razonable a nombre de una filosofía triunfante."

giorgio grassi


27.11.12

historia sin fin





que la ciudad cambia sin parar, es un hecho. ciudad que se detiene, ciudad que se vuelve un museo o un parque de diversiones urbano. también es cierto que los cambios no podemos medirlos en toda su amplitud ni controlar todos sus efectos. es la condición de los sistemas complejos y sus resultados emergentes –y mejor ejemplo que la ciudad como sistema complejo casi no hay. que los cambios pueden orientarse, encausar sus efectos según las previsiones que nos permiten hacer casos análogos, pues también. eso hacen, cada vez mejor, los meteorólogos con el clima, que es otro sistema complejo.

en el fondo, casi no hay cambio que, a la larga, por bien no venga, pero tampoco hay cambio que mal no traiga. robin evans, el historiador y crítico inglés, escribió en un texto titulado towards anarchitecture que la arquitectura podía ser o bien un estorbo –una interferencia negativa, le llamaba– o incrementar el potencial de lo que en un sitio se podía hacer –interferencia positiva. también decía que casi nunca es una cosa o la otra sino algo en medio —interferencias sintéticas. balancear en el cambio qué de bueno se obtiene y qué de malo se genera, es tarea primordial de urbanistas, diseñadores, arquitectos y planificadores –y, por supuesto, gobernantes. eso, supongo, se logra estudiando, como con el clima, patrones que se repiten, condiciones que producen efectos más o menos conocidos y replicables y, de vez en cuando, inventando algo.

[las fotos que acompañan estas notas sólo sirven para mostrar cuarenta años de transformaciones en la esquina del edificio ermita, diseñado por juan segura en 1931, y son parte de la colección del museo archivo de la fotografía –en guatemala 34, ciudad de méxico– y de la exposición que ahí se presenta: el lago asfaltado]

24.11.12

la ciudad de los libros como imagen



hace poco discutía con algunos amigos sobre los proyectos arquitectónicos del conaculta en este sexenio. les decía yo que, resumido en una palabra, pensaba estaban mal. les di tres razones. primero, una que ya he comentado [aquí, aquí y acá], la manera como fueron asignados los proyectos: directamente y sin que mediara ningún concurso real –esas licitaciones entre tres firmas para ver cuál cobra menos honorarios no son, lo sabemos, concursos. la segunda razón, el tiempo o, más bien, su carencia. se trata de obras proyectadas y construidas en un tiempo menor al que requieren lo que tiene consecuencias visibles y negativas: fallas en la planeación, una construcción nada cuidadosa cuando no francamente mala, un sobreprecio en la misma construcción a causa de las prisas y, muy frecuentemente, la inauguración de obras no terminadas y que muchas veces no lo serán como estaba planeado –menos cuando no se garantiza una continuidad institucional. la última razón: me parecen ocurrencias. la mayoría de esas obras fueron pimpeos de instituciones ya existentes, lo que pareciera ser una afirmación de la efectiva distribución de la oferta cultural en el país, algo que es totalmente falso.

hoy visité lo que bautizaron como la ciudad de los libros, en la ciudadela. confieso que iba predispuesto a encontrar todo medianamente mal. cuando entré, una sinfónica ofrecía un concierto en uno de los patios. había gente entrando, sentándose a oír la música y recorriendo las distintas bibliotecas. pensé que lo correcto sería escribir que no, que me había equivocado y eso no estaba mal, al contrario. pero me tomé el tiempo de recorrerla con calma y cambiar de opinión.

arquitectónicamente, el proyecto general de la ciudadela, de bernardo gómez pimienta y alejandro sánchez, es bueno: hace que el viejo edificio –una fábrica de tabaco construida en 1807– recupere cierta presencia que había perdido con la mala intervención de abraham zabludovsky en 1988. dentro de la ciudadela se conservan por ahora las bibliotecas privadas de carlos monsivais, josé luis martínez, jaime garcía terrés, alí chumacero y antonio castro leal. cada biblioteca ha sido diseñada por un grupo de arquitectos distinto, aunque las diferencias entre cada una son sutiles: todas son una organización más bien clásica de libreros y algunas sillas y mesas. la factura de la construcción, tanto en los patios como en los fondos reservados es buena, aunque lo que inauguraron calderón y saizar el pasado 21 de noviembre es la mitad del edificio completo: la otra parte sigue en obra.

que el estado decida resguardar íntegras las bibliotecas personales de destacados escritores e intelectuales mexicanos es, sin duda, una idea necesaria y buena. ¿por qué digo entonces que lo de la ciudadela está mal?

cualquiera que haya ido a la biblioteca méxico antes de su renovación sabe que funcionaba como una gran biblioteca de barrio. con sus 450 mil ejemplares del fondo méxico y el reservado, era una gran sala para que estudiantes, principalmente de secundaria y preparatoria, hicieran sus tareas. cuando, durante el gobierno de fox, se hizo la biblioteca josé vasconcelos –un concurso en el que participamos más de 500 oficinas de arquitectos y 7 en la segunda fase, calificada por un jurado internacional de una docena de arquitectos y especialistas– la idea era construir “el cerebro” de un sistema nacional de bibliotecas que contaría con un acervo de más de 2 millones de libros. en la actualidad sigue sin pasar el medio millón con que se inauguró y, como pasaba en la biblioteca méxico, funciona principalmente como un espacio para que jóvenes estudiantes hagan sus tareas –lo que, finalmente, no está mal. pese a no ser la gran biblioteca que el gobierno de fox prometió, es uno de los mejores edificios públicos que se hayan construido en méxico en las últimas décadas.

la nueva ciudad de los libros y la imagen –al menos como la inauguraron calderón y saizar– ya no es nada de eso. es una elegante colección de colecciones de libros, ni siquiera de bibliotecas, en el sentido literal. cuando se entra a cada uno de los fondos reservados, nos encontramos con una idealización casi fetichista de la biblioteca de sus viejos propietarios. los libros están organizados supongo que siguiendo la manera personalísima como lo hacían sus dueños –aunque al ser espacios distintos a aquellos que originalmente los albergaban, la exactitud de la reconstrucción es dudosa. si uno quiere buscar un libro debe hacerlo en el catálogo en alguna de las escasas computadoras que hay en cada biblioteca o intentar que el espíritu de monsivais o de garcía terrés nos guíe hasta la obra que deseamos. también se puede tomar un libro al azar y sentarse en alguna de las 15 o 20 sillas que hay en cada biblioteca –si: 15 o 20. y si los encargados del fondo salen, el fondo se cierra –me pasó.

la experiencia debe ser invaluable para las decenas o acaso cientos de investigadores de la vida y obra de monsivais, garcía terrés, castro leal o martínez y es interesante para los que nos gusta husmear en bibliotecas ajenas. yo abrí varios libros de la de monsivais tratando de encontrar lo que subrayaba pero, de siete libros que vi, sólo uno –sobre la vida de fidel velázquez– tenía algunas marcas: líneas verticales hechas con pluma al margen del párrafo que le interesó. también descubrí que monsivais compartía conmigo la afición por comprar colecciones de libros baratos en puestos de periódicos. tiene, como yo, la biblioteca borges, la de grandes pensadores de editorial sarpe y la biblioteca de divulgación científica "muy interesante" de ediciones orbis. son libros impresos en un muy mal papel que hoy, a menos de 30 años de haber salido a la venta, ya tienen las hojas amarillas y quebradizas. imagino los esfuerzos que en pocos años habrá que hacer para conservar tales tesoros bibliográficos. en la biblioteca de alí chumacero están, entre otros, varios ejemplares de los breviarios, de la colección popular y de las lecturas mexicanas del fondo de cultura económica –pensándolo bien, creo que debo decidir a quién donaré mi biblioteca.

¿exagero? si. también hay muchas obras valiosas y claro que lo más valioso son las colecciones completas y lo que nos revelan de quienes las atesoraron. pero, pese a la belleza de los patios restaurados y de las bibliotecas recién adecuadas, ¿era ese el lugar para esa nueva institución? ¿a dónde se irán a sentar a hacer la tarea los cientos, si no es que miles de adolescentes que cada tarde llenaban la biblioteca méxico –además de las exposiciones y el cineclub que ya funcionaban ahí? ¿se trataba de hacer elegantes bibliotecas de libros inalcanzables para sustituir otra siempre llena de jóvenes que seguramente no leían más que lo que la tarea les exigía –pero algo es algo? eso, miles de jóvenes atareados, contrasta, por supuesto, con la idea de un fondo reservado para conservar bibliotecas de personajes notables.

hace poco leía un largo texto de paul goldberger en vanity fair sobre la biblioteca pública de nueva york, su renovación a cargo de sir norman foster y la oposición de los usuarios a que sus más de 2 millones de libros fueran llevados a nueva jersey y sustituidos por versiones electrónicas y la promesa de poderlos consultar dos días después en la biblioteca niuyorquina. en la ciudad de méxico, si quiere ir a la biblioteca nacional, hay que llegar al centro cultural universitario, en c.u., siempre que no sean vacaciones, cuando el sindicato la cierra. la vasconcelos, como ya dije, nunca rebasó los 500 mil libros con que fue inaugurada, aunque cumple bien aquella función que también tenía la ciudadela: una gran sala para hacer la tarea. hoy ésta última, renovada, se llama ciudad de los libros y la imagen, aunque el nombre debiera ser ciudad de los libros como imagen –lo que se demuestra en la exposición del gran fotógrafo y productor de telebasura pedro torres, con la que se adorna uno de los patios. muchos libros están a tres o cuatro metros de altura y aunque hay escaleras, no es fácil verlos o alcanzarlos. el colmo es la librería alejandro rossi donde también los libros, que uno debiera poder ver y hojear para decidirse a comprarlos, están allá arriba, a cuatro metros de altura, o bajo un suelo de vidrio, como hallazgo arqueológico, guardados cual objetos preciosos e inalcanzables.

en fin, lo confirmo: además de ser una obra asignada a arquitectos por la voluntad personal de una funcionaria, planeada y construida en un tiempo ridículamente menor al que se necesitaba, se trata de una ocurrencia que hace de los libros y la lectura un gusto privado, entre elegante y fetichista, cancelando así un espacio que, aunque feo y descuidado, era utilísimo –y no se por qué supongo que eso a jaime garcía terrés, director de la biblioteca méxico, no le hubiera gustado mucho.

resumiendo, como le decía a mis amigos, la ciudad de los libros –como otros proyectos arquitectónicos encargados por consuelo saizar este sexenio– está mal.

20.11.12

are vesterlid





restaurante y pabellón de danza, 1960, de los noruegos are vesterlid y hans østerhaug. fotos de per bersten. aquí un texto de juhani pallasmaa sobre esta granja intervenida por vesterlid en el 1999-2005.

19.11.12

lecciones de anatomía




en su libro baruch (buenos aires: ediciones la cebra, 2012) –colección de estampas sobre la vida y obra de spinoza–, diego tatián traza, en el primer capítulo, una relación entre la lección de anatomía del doctor joan deijman (1656), de rembrandt –menos conocida que su lección de anatomía del doctor tulp (1632), el cristo muerto de mantegna (c.1480) y la fotografía del cuerpo del che guevara tomada por freddy alborta en 1967. iconografías transatlánticas y transhistóricas: "un hilo invisible de misterioso azar –escribe tatián– que vincula el mundo amstelodano del siglo diecisiete con el latinoamericano del veinte."

el lago asfaltado






sous le paves la plage: bajo el pavimento la playa. la consigna del 68 parisino parece una versión del subtítulo de la novela que diego cañedo publicó en 1945: palamás, echevete y yo o el lago asfaltado. diego cañedo fue el seudónimo de guillermo zárraga, arquitecto, profesor, político y escritor. el lago asfaltado es un viaje en el tiempo en la ciudad de méxico, que también es protagonista de otros textos de cañedo-zárraga, como el gran planificador –breve relato en el que el popocatepetl, tras una gran erupción, ordena el caos de la gran ciudad, convirtiéndose, por tanto, en el gran planificador.

según escribe italo calvino en sus ciudades invisibles, a veces, sobre un mismo suelo y bajo un mismo nombre, se suceden ciudades diferentes sin haberse conocido, incomunicables entre sí. aunque a veces hay trazos y rastros que persisten entre unas y otras y, desde hace siglo y medio, gracias a la fotografía, imágenes que se mantienen.

las imágenes de la ciudades nos cuentan esa acumulación de trabajos y días, de obras y desobras, de construcción y destrucción. esa condición casi forense de la fotografía es la que apuntaba roland barthes al explicar que lo que en ella se reproduce al infinito, existencialmente es irrepetible. la ciudad y su imagen se revelan como cambio y permanencia, diferencia y repetición.

sobre este lago edificamos una ciudad pero bajo el asfalto persiste el lago y también en las imágenes, como fotogramas de una película sin director ni guión y aun sin editar: secuencias y consecuencias de esas transformaciones.

de los más de dos millones de imágenes que guarda el museo archivo de la fotografía de la ciudad de méxico, se presentan en esta exposición algunas no como registro nostálgico de un pasado mejor, sino como muestra de un cambio constante que sólo por momentos parece estabilizarse bajo la apariencia de orden para, poco después, cambiar de nuevo en un vertiginoso y complejo proceso de organización, a veces exitoso y muchas otras no, cuyo resultado, hasta ahora, es el lago asfaltado.

el próximo jueves 22 de noviembre, a las 19:30, en el museo archivo de la fotografía –república de guatemala 34, centro histórico– se inaugurará la muestra.




algunas casas de eliot noyes (a veces con marcel breuer)






eliot noyes




18.11.12

dominatrix


en 1964, en cambridge, massachusetts, se celebró el octavo seminario de profesores del instituto americano de arquitectos. el tema fue "la historia, teoría y la crítica de arquitectura." entre los participantes estaban peter collins, bruno zevi, reyner banham, sibyl moholy-nagy y serge chermayeff. el tema del seminario era una respuesta a la tabula rasa propuesta por las escuelas de vanguardia arquitectónica en las primeras décadas del siglo veinte ante el cansancio, evidente, producido por el eclecticismo historicista de fines del diecinueve.

probablemente la ponencia más conocida sea la de bruno zevi: "la historia como un método para enseñar arquitectura." zevi proponía primero superar la idea caduca de que el arte fuera algo puramente intuitivo, irracional, que tenía que ver sólo con sentimientos. segundo, también dejar atrás la idea de que toda obra de arte es por naturaleza creativa. para zevi, muchas grandes obras de arte de la historia son de naturaleza crítica, no creativa. en tercer lugar, zevi afirmaba que incluso en el caso de obras creativas, se dan gracias a un proceso que puede estudiarse y verificarse. por esas razones zevi proponía un modelo pedagógico en el que la historia, la teoría y la crítica de la arquitectura fueran parte del proceso de diseño. "a diseñar –decía zevi– deberá aprenderse en los cursos de historia o, mejor, en los laboratorios de historia y, del mismo modo, la historia deberá enseñarse en las mesas de dibujo."

para peter collins la pregunta era si los cursos de historia deberían organizarse de manera que sirvieran de materia prima a la especulación teórica. sibyl moholy-nagy, segunda esposa de lázló moholy-nagy, pintor y fotógrafo húngaro que fuera parte de la bauhaus, la historia de la arquitectura ofrecía la evidencia conceptual del cambio en la permanencia. reyner banham, quien se mostraba sorprendido de haber sido invitado a hablar como crítico más que como historiador –"la crítica es lo que hago para ganar dinero"–, comentaba que la teoría de la arquitectura, vaciada de todo contenido, se había vuelto un saco que se rellenaba con todo lo que no podía enseñarse en la mesa de dibujo.

pero para este texto me interesa una frase dicha por serge chermayeff. chermayeff nació en 1900 en lo que actualmente es chechenia. su familia emigró a inglaterra donde estudió arquitectura. en los años 30 se asoció brevemente con erich mendelsohn y en los años 40, por recomendación de gropius, emigró a estados unidos, donde dirigió por un tiempo el instituto de diseño de chicago, que después sería parte del iit. además de varios proyectos arquitectónicos y de diseño industrial escribió, entre otros textos, comunidad y privacidad, con christopher alexander.

chermayeff dijo en su ponencia que la profesión del arquitecto ya era obsoleta y que la enseñanza de la arquitectura corria el riesgo de también volverse obsoleta. clarividente, chermayeff afirmó que "la arquitectura la estamos convirtiendo en escultura. uno puede hacer cualquier cosa por el mero efecto y siempre habrá técnicos a la vuelta de la esquina, «plomeros» que vendrán a hacer que cualquier cosa se pueda construir y funcione."

hablando de esquinas, he aquí lo dicho por chermayeff y que, tras esta larga introducción, es el motivo principal de esto que escribo: "los arquitectos son putas, la segunda profesión más antigua de la historia, parados en las esquinas esperando a que alguien los escoja y piensan que es algo bueno que un cliente con mucho dinero los escoja."

banham, que habló después de chermayeff, no dejó pasar la acusación: "chermayeff puede burlarse de que los arquitectos son damas poco virtuosas en espera de las propuestas de algún cliente; pero si, de hecho, somos rameras profesionales, lo mismo es cierto, por supuesto, de los abogados, los médicos, los ingenieros y cualquiera cuya actividad dependa de alguien que venga con una propuesta en una mano y dinero en la otra."

y sí, chermayeff pero también banham tienen razón. probablemente la de las putas no sea la primera sino la única profesión que jamás haya existido, lo que también es una manera demasiado puritana o demasiado ingenua de entender el intercambio entre lo que uno hace y lo que otro ofrece por eso que el primero hace.

sin embargo, sea cual sugiere chermayeff: los arquitectos somos putas. el problema no es, supongo, estar parado en la esquina esperando al mejor postor para ofrecerle nuestro trabajo sino el modelo de puta que escojamos o al que las circunstancias nos obliguen. supongo habrá quienes ejercen por necesidad y sin otra alternativa, pero también, como en las películas, quienes han seleccionado a sus clientes, que tienen habituales con quienes a veces conversan y establecen relaciones complejas, sin por tanto dejar de ser mercantiles. hay quienes fijan sus límites –sin besos, sin golpes– o, en su defecto, los transgreden previo cargo extra. y también puede que haya quien, como el travesti, siempre da otra cosa de la que ofrece en apariencia o, finalmente, la dominatrix, quien acepta la paga pero no cede el control. en fin, que modelos para la profesión hay muchos.

15.11.12

embajadas






en el sitio de la revista metropolis, thomas de monchaux escribe una breve historia de la arquitectura de las embajadas de estados unidos –teniendo como pretexto la nueva que se construirá en londres. sobre estas líneas, la embajada americana en dublín, de john johansen, recien fallecido, la de marcel breuer en la haya, la de eero saarinen en londres y la de edward durell stone en nueva delhi.