31.3.13

le vrai parkour architectural



visto aquí —vía @pedacicos y @aricantis

pixo









el pixo —dicen los pixadores— no es grafitti —"éste es muy comercial". el pixo cubre los muros de buena parte de los edificios de sao paulo, entre más altos mejor —es parte del reto para el pixador. empezó, cuando la dictadura, como consigna política: frases críticas, legibles. después se volvió casi un código que entienden sólo los iniciados. así toman los muros y toman una ciudad que excluye a muchos de los pixadores —"no es algo de la burguesía", dice uno de ellos, "no hay pixadores playboy." tres motivos principales del pixo —se explica en el documental de joao weiner—: el reconocimiento social, la adrenalina y la protesta: "la voz del pueblo está en los muros" —dice otro pixador. otro explica que se ha convertido en "el deporte de la periferia". cosa de "personas frustradas que no tienen objetivos en la vida", dice josé campos de oliveira, funcionario del centro universitario de bellas artes, después del ataque de un grupo de pixadores. "si el pixo fuera legal, nadie lo haría", explica uno y luego agrega: "¿por qué lo hacemos? porque lo vemos bonito, los edificios quedan mejor después de que lo hacemos, si no no lo haríamos". otro más pinta en un muro: "arte como crimen, crimen como arte." al final, un crítico de arte se pregunta: "¿toda forma de expresión debe considerarse arte?"

[ps. y ni modo, el maldito copyright: ya no está el documental en youtube, pero lo pueden ver en netflix : http://nflx.it/Yfv37U ]

29.3.13

and the winner is...



¿qué hace, cómo opera, qué efectos y defectos tiene un concurso de arquitectura? varias veces he escrito y dicho que la mejor manera para seleccionar un proyecto de arquitectura pública y los arquitectos que deberán realizarlo es un concurso. sobre todo en un país como méxico, donde cuentan más los conocidos que los conocimientos y en el que el ejercicio del gobierno, tanto en la toma de decisiones como en el gasto público, no sólo no es transparente sino que implica altos niveles de corrupción. y sigo pensando que es la mejor manera de seleccionar proyectos y arquitectos en el caso de la arquitectura pagada con recursos públicos —y explícitamente evito decir arquitectura pública, pues un centro comercial lo es de cierto modo, aunque sea resultado de inversión privada. pero, ¿cuáles son las mecánicas de un concurso?

a principios de marzo la architectural foundation organizó un debate sobre el tema. el primero en hablar fue jeremy till quien, tras tres historias —incluyendo las presentaciones de zaha hadid, richard rogers, rem koolhaas y norman foster en un concurso que ganó el último gracias, dice till con razón, a la claridad  y a la seguridad con la que lo hizo—, dijo que el problema con los arquitectos —antes de con los concursos— es que sus ideas tienden a ser disminuidas por sus edificios y que, por tanto, los concursos tienen que ver no con una arquitectura pensada como diálogo, como conversación, o como proceso —al respecto véase su libro architecture depends—, sino como un objeto estático y, sobre todo, un objeto estético que refuerza los estereotipos arquitectónicos vigentes. till dice que, por tanto, en los concursos se producen tres tipos de proyectos: diagramáticos, que resultan muy fáciles de entender, gestuales, que opacan a las ideas, y réplicas de algo que ya se conoce, pues dan cierto sentido de seguridad a quienes los ven. en un concurso, dice till, nunca ganaría un proyecto participativo, pues éstos no tienen identidad, no tienen forma definida sino que son por entero procesos. tampoco ganaría, dice, un proyecto como la iglesia de san pedro de sigurd lewerentz, por su complejidad que impide reducirlo a una sola imagen: no se puede dibujar como un diagrama, como un gesto o como algo ya  visto. para terminar —con su presentación y con los concursos—, tras afirmar que además generan gastos excesivos, till dice que también perpetúan el culto a la personalidad, el privilegio de lo visual sobre la conversación y continúa con la idea del sacrificio como parte del trabajo arquitectónico. 

tras la presentación de jeremy till —que, como la de foster que comenta, tiene fuerza justamente por la claridad y el modo en que estructura su discurso— paul finch lo cuestiona sobre su posición, romántica dice, apuntando en principio que no existe algo así como un sistema de concursos, sino que hay muchos tipos de concursos y que, en muchos casos, el proceso y la conversación empiezan una vez que el ganador ha sido elegido —a lo que till responde que ya se ha invertido tanto en un proyecto para un concurso, económica y emocionalmente, que es difícil que cambie realmente una vez seleccionado. supongo que las tres taras de los concursos —culto a la personalidad, a la imagen y al sacrificio— que menciona till son ciertas en gran medida. sin embargo sigo pensando que, en cuanto a la arquitectura pagada con recursos públicos se refiere, no hay nada mejor que un concurso—o, para dejarlo claro, un buen concusro: con reglas claras, jurados capaces de explicar sus decisiones y, evidentemente, un proyecto que se desarrolla con tiempo suficiente y finalmente se construye bien. y eso por varias razones —válidas al menos localmente. primero, por la ya mencionada opacidad y corrupción en el gasto público; segundo, porque no podemos confiar esas decisiones en el puro gusto o, siendo optimistas, al conocimiento de un servidor público o de un gobernante con delirios faraónicos; tercero, porque aunque constituya una forma de desperdicio de recursos —intelectuales y materiales— también generan discusiones y procesos. pienso que se puede evitar que los concursos caigan en el privilegio de la personalidad, la forma y lo conocido —variaciones todas de la odiosa identidad— de manera más fácil que evitarlo cuando no existen ese tipo de mecanismos. finalmente el concurso comparte, por naturaleza, muchos de los defectos de la democracia, pero como ésta, resulta el menos malo de los sistemas que conocemos.

28.3.13

al peatón desconocido


dos fotos que tomé con unas horas de diferencia muestran, cada una en su tipo, especies de monumentos al peatón desconocido. la de arriba, una de las estructuras que el gobierno capitalino construyó el sexenio pasado en la glorieta del metro insurgentes para sustituir los anuncios espectaculares —mal vistos por la mayoría— por un espacio a la vez público y de publicidad, algo así como nuestro times square. en principio no veo nada de malo en la publicidad —a menos que lo malo, siendo radicales, sea el sistema del libre mercado entero. entiendo que la publicidad seduce e induce, pero no creo que sea la maligna máquina de controlar voluntades que algunos denuncian. siendo así, a la publicidad sólo le pediría producir bellas imágenes —a veces lo logra, como aquí o acá, por sólo poner dos ejemplos— y, en el caso de publicidad en la ciudad, que se sume a lo público —como pura imagen o como espacio. en el caso de la glorieta de insurgentes, un par de cilindros con pantallas luminosas que presentan filmes publicitarios podría haber servido, además de para darle vida a ese espacio —que, de hecho, ya tenía suficiente, sólo que de ese tipo de vida que muchos no quieren ver— y para que, a cambio del espacio publicitario, se les exigiera a las compañías que lo administran mejorar el espacio público. ése era el objetivo. pero no se si por haberse quedado inacabadas —otra obra entregada a medias— o por que así se planeó, los cilindros sólo tienen pantallas en la mitad de su superficie. la otra mitad es la estructura desnuda. lo curioso —y esto es un eufemismo— es que la publicidad está sólo dirigida hacia la calle que rodea a la glorieta, es decir, hacia los autos. pareciera que los peatones son, si acaso, consumidores de segunda que, además de banquetas en pésimo estado o la ausencia de pasos peatonales pintados en las calles —y, cuando los hay, poco o nada respetados por los automovilistas—, no tienen derecho a la publicidad.


la siguiente foto es un caso que se repite todos los días en todas partes de la ciudad: un comercio —o cualquier otro tipo de edificio— que, a falta de lugares de estacionamiento ¿cómo se mide eso: la falta de lugares para estacionarse?— ocupa la banqueta, abusando. de nuevo el peatón no es considerado como cliente potencia y es, además de ciudadano de segunda, un consumidor de segunda o, tal vez, como se le considera un consumidor de segunda se le trata como ciudadano de segunda. en este caso es una tienda de muebles para baño en la delegación benito juárez, en la esquina de azores y división del norte —una delegación en la que el delegado, jorge romero herrera, se empeña en presumir sus acciones contra los ambulantes que ocupan ilegalmente el espacio público, pero, por omisión o, peor, complicidad, protege a los comerciantes establecidos que ocupan ilegalmente el espacio púbico.

pero más allá de mi obsesión con este delegado incompetente, esta foto revela, en una condición mucho más común que la de la glorieta de insurgentes, el mismo desprecio por el peatón, quien además de sufrir el constante abuso de los automovilistas, es prácticamente negado por el mercado —sea la publicidad o los negocios—, lo que en una sociedad de consumo quiere decir, simplemente, que no existe.

¿será que, además de seguir presionando a los servidores públicos de distintos niveles para que hagan valer la supuesta prioridad del peatón sobre otras formas de movilidad —y de simple estar: no todo se mide en flujos y velocidades—, habríamos los peatones —y los ciclistas— de organizar una especie de boicot contra los establecimientos que no sólo no facilitan el acceso a peatones y ciclistas sino que, con sus prácticas de prioridad al automovilista, hacen más difícil el uso equitativo del espacio público?

25.3.13

df:h&dm


ayer me preguntaron por la reacción que algunos hemos manifestado en redes sociales al anuncio de que los suizos jacques herzog y pierre de meuron diseñarán barrios temáticos en la ciudad de méxico. ¿qué de malo puede tener que un despacho de arquitectos mundialmente reconocidos y respetados por sus pares, alabados por críticos y premiados en muchas ocasiones, estén a cargo de diseñar parte de la ciudad de méxico? planteado así la mejor respuesta sería nada, de malo no tiene nada, aunque, insisto, la pregunta realmente sería por qué, por qué h&dm —y la respuesta no puede ser: porque son buenos, pues otros buenos hay que no fueron invitados.

por supuesto, al intentar responder por qué ellos y cómo lo harán, habría que evitar esa mezcla tan nuestra de xenofobia y chovinismo: no ha faltado quien se pregunte por qué unos suizos si hay mexicanos capaces de hacer lo mismo, tan bien o incluso mejor. por supuesto, insisto, hay que preguntar por qué ellos, pero no por qué unos suizos y no unos chinos o unos mexicanos. hay que evitar ese prejuicio de que nosotros podemos todo solos, ¿será? más allá del localismo que presume a la ciudad de méxico como una de las más bellas del mundo, es innegable que es una ciudad complicada en la que, por siglos, se ha ignorado la planeación, en la que se ha arremetido casi con furia contra el paisaje y en la que no se han logrado —seguramente reflejo de condiciones sociales y políticas que rebasan al urbanismo y a la arquitectura— condiciones más o menos equitativas para todos los habitantes, y no sólo en cuanto a lo privado sino también, y más ofensivamente, en cuanto a lo público: desde el espacio abierto hasta la infraestructura y los servicios. el desastre urbano de la ciudad de méxico se puede deber a que quienes la han gobernado en las últimas décadas han ignorado a los arquitectos y urbanistas locales o, también, a que éstos, en general, realmente no se interesan por esos temas —o a una perversa mezcla de ambas: como el gobierno no entiende los arquitectos y urbanistas se desentienden de la ciudad, salvo honrosas excepciones.

pero la reacción también se explica por una tara ya añeja en nuestros gobiernos: la incapacidad de comunicar lo que hacen —que muchas veces parece revelar que lo que hacen son ocurrencias y no estrategias, planes o proyectos. ¿a quién se le ocurrió, primero, lo de los barrios temáticos? —que parecen ocurrencia incluso desde el nombre, ya cuestionado por gil gamés. ¿por qué con esos temas? ¿por qué en esas zonas? ¿con qué otros proyectos de la ciudad se relacionan: la vivienda, el viejo bando dos, la infraestructura vial, otras formas de movilidad, la necesidad —y posibilidad ya insinuada por el gobierno federal— de contar con un nuevo aeropuerto y un larguísimo etcétera? ¿quiénes hicieron esos estudios y a qué conclusiones llegaron antes de pensar que los ideales para tal proyecto eran h&dm? ¿hubo una lista de consultores, de arquitectos y urbanistas que se estudió antes de dar a conocer a los designados? si, como dijo simón levy, encargado de la paraestatal que llevará el proyecto, eso de las zodes (zonas de desarrollo económico y social) "es un concepto único en el mundo", ¿qué otros casos se estudiaron, con qué se comparó, cómo se llegó a esa conclusión? —¿alguien cree realmente que esto explica las zodes y cómo afectarán a la ciudad de méxico?

todavía más: ¿hay realmente un proyecto? cuando en menos de un mes el delegado de iztapalapa, jesús valencia, anuncia un gran plan para mejorar la zona con la participación de arquitectos como enrique norten, alberto kalach, miquel adriá, josep llinás y jordi borja (ver aquí y acá), luego el mismo delegado anuncia y apoya los estudios que, coordinados por jose castillo, realiza la universidad de harvard y convenios en puerta con la unam y la uam, y al final h&dm develan su plan para los barrios temáticos de la ciudad de méxico, empezando también por iztapalapa, sólo podemos pensar dos cosas: o hay un megaproyecto —del que nadie sabía nada hasta hace un mes— para transformar esa delegación en la ciudad del futuro, en el que intervendrán arquitectos y urbanistas reconocidos, además de diversas universidades, de mexico y de fuera, o hay un gran desorden, fruto de la improvisación y la falta de coordinación —llámenme pesimista pero tiendo a pensar que lo segundo es más probable.

algo más: qué bien que vengan herzog y de meuron a hacer proyectos en la ciudad de méxico. pero si en vez de ellos se les hubiera ocurrido invitar a calatrava para un barrio temático de la tecnología o a pelli para otro financiero —invitación que, hasta ahora y como de costumbre en este país, parece una designación directa o, dicho en mexicano: puro dedazo— no dudo que muchos de los que ahora aplauden protestarían. las preguntas, pues, siguen sin respuesta: ¿por qué las zodes, por qué esas zodes, por qué en esos lugares y, también, por qué esos arquitectos y no otros?

18.3.13

el pritzker

de 36 premios pritzker desde 1979, 5 han sido japoneses, contando a kazuyo sejima y ryue nishizawa como uno —casi uno de cada 6. 19 han sido europeos —contando a herzog y de meuron como uno—, y diez americanos —siete de estados unidos y el resto latinoamericanos: dos brasileños y un mexicano, barragán. la fundación pritzker ha premiado sólo a dos mujeres: zaha hadid y kazuyo sejima y olvidó a otras dos: denise scott brown, pareja y socia de robert venturi, que ganó el premio en 1991, y lu wenyu, esposa y socia de wang shu, ganador el año pasado. sumando a herzog y de meuron con scott brown y venturi, shu y wenyu y sejima y nishizawa, son 4 parejas contra 32 arquitectos "solitarios" —aunque un caso aparte de esos 32 es gordon bunshaft, premiado en 1988, quien fue parte de la oficina skidmore, owings y merrill de 1937 a 1942, cuando sirvió en el cuerpo de ingenieros del ejército, y de nuevo de 1946 a 1979. de los 36 ganadores del pritzker han muerto nueve y 14 usan lentes en las fotografías que aparecen en la lista de premiados del premio. dicen que el pritzker es el nobel de arquitectura, pero el nobel da un premio superior al millón de dólares mientras que el pritzker apenas es de cien mil.

13.3.13

cinco arquitectos y una arquitecta



el segundo día del 14º congreso arquine fue tal vez más arquitectónico que el primero —en el que también participaron un antropólogo, una socióloga y un cineasta: hoy todos eran arquitectos. la mañana la abrieron michel rojkind y roman delugan. el primero invirtió la pregunta que planteaba el congreso —¿de qué hablamos cuando hablamos de espacio?— para plantear ¿de qué nos habla el espacio? en tres tiempos, rojkind mezcló ideas sobre cómo entendemos y actuamos sobre el entorno —atención, selección y adaptación— con la explicación de varios proyectos, desde sus primeros en sociedad con miquel adrià e isaac broid, hasta recientes como liverpool interlomas y la polémica cineteca. no pude ver más que 10 minutos de la presentación de delugan así que poco puedo decir, pero eso poco me pareció demasiado arquitectónico —término que uso aquí en un sentido negativo— y poco interesante.


siguió andrés jaque, quien devolvió al congreso un tono crítico y social al plantear la diferencia entre el hogar y lo social a partir de programas como los pioneros y heidi, en los que la casa se piensa como lo opuesto a lo social —como un refugio y retiro del mundo de la publicidad— y la realidad, en la que la casa —a partir de la teoría del actor-red— se concibe como parte de un sistema complejo formado por los objetos, las arquitecturas y las personas, además de las relaciones que entre ellos se establecen. jaque mostró varios proyectos relacionados con la domesticidad —como ikea disobedients. para cerrar su presentación, jaque planteó cuatro puntos: la reflexividad constructiva: urbanismo construido desde la base —bottom up— que aprovecha la inteligencia generalizada; el privilegio de la disputa constituyente sobre la ficción del final feliz; la idea de desacoplar los componentes del ensamblaje que forman y, finalmente, la arquitectura pensada como un punto de paso obligatorio más que como un objeto o cosa cerrada —aquí una entrevista de hans ulrich obrist a jaque.


alfredo brillenbourg siguió con la arquitectura como una forma política y ética antes que artística o estética. brillenbourg, quien en la pasada bienal de arquitectura de venecia, dirigida por david chipperfield bajo el título common ground, ganó el león de oro con la investigación sobre la torre de david en caracas, presentó varios proyectos insistiendo en los efectos sociales de los mismos antes que en su forma o su materialidad, las que dijo, finalmente no le importan. algo sobre lo que habría sin duda que reflexionar, aunque también sobre cierta visión del sur —que no necesariamente es geográfico— y que de algún modo se conecta con la arquitectura para el otro 90% que se presentó en el congreso pasado de arquine.


david chipperfield empezó con una doble disculpa: su arquitectura no trata los mismos temas que el trabajo de brillenbourg y su salud le impidió hacerlo con el mismo entusiasmo. chipperfield insistió en algo que otros han dicho de otro modo: hoy ya no existe espacio público sino espacio comercial que hace las veces de espacio público. la arquitectura, dijo, ha perdido gran parte de su poder de representar algo ante la sociedad. a partir de dos pinturas del banco de inglaterra de john soane, una terminado y otra en construcción, reflexionó sobre la diferencia entre la arquitectura como imagen, como representación de algo, y la arquitectura como espacio.


el congreso lo cerró denise scott brown con una conferencia larga y preparada especialmente para el congreso: widening the idea of space. scott brown presentó una historia de la arquitectura, desde lasa tiendas y cuevas primitivas hasta mies van der rohe y louis kahn, explicando distintas condiciones y características de los espacios —habría que decir que, en coincidencia con lo que explicó al abrir el congreso manuel delgado y consistente con su interés por un lenguaje preciso, scott brown mostró que el espacio sólo se entiende definiéndolo: física y conceptualmente. el repaso que hizo denise scott brown de la historia no fue, sin embargo, inocente o desinteresado, no era la visión de una historiadora sino la de una arquitecta que, poco a poco, fue mostrando cómo cada tema que trataba se iba relacionando con la el trabajo que han realizado robert venturi y ella, sea de diseño o investigación. scott brown habló de un espacio medido a partir del cuerpo, de pies y codos y sobre todo de pasos, de la matemática como el despliegue y repliegue de una cuerda, que sirve para trazar en el suelo, y advirtió: no hay que pensar que el punto es adimensional: el punto es un nudo. del punto como encuentro de dos cuerdas al lugar de encuentro como cruce de dos caminos, scott brown habló de esa condición —el cruce y el encuentro— como la que más le interesaba en su arquitectura y como algo que habría que entender, como arquitectos, del urbanismo. después, scott brown presentó tanto su trabajo de diseño de varios campus universitarios como las investigaciones de aprendiendo de las vegas y aprendiendo de levittown.

11.3.13

el antropólogo, los arquitectos, la socióloga y el cineasta


tras una ceremonia con toda la pompa y circunstancia muy provinciana, incluidas menciones al señor presidente, a la grandeza mexicana y la petición del jefe de gobierno del df de ponernos de pié, como si el espíritu santo fuera a descender sobre nosotros, para declarar el congreso inaugurado, empezó el 14º congreso de arquitectura arquine: ¿de qué hablamos cuando hablamos de espacio?

el primero en hablar fue el antropólogo: manuel delgado, antropólogo. delgado empezó diciendo que hablar del espacio, sin adjetivos, era imposible para luego definirlo como la posibilidad de juntar cosas. delgado pasó a hablar del espacio público, diciendo que al menos ese título recubre dos realidades: el espacio físico, real, de la banqueta y la calle, la plaza y el parque, y el espacio político, metafísico, de las relaciones sociales. delgado se basó en el trabajo del francés henri lefevbre, quien distinguía entre tres espacios: las prácticas espaciales —o el espacio como lo percibimos—, el espacio de representación —o el espacio como lo vivimos— y la representación del espacio —o el espacio como lo concebimos. si los dos primeros son espacios reales, el último es un espacio ideológico. el espacio público del que tanto se habla en los últimos años, dijo delgado, es de ese último tipo: un espacio ideológico que impone regulaciones, normativas y concepciones al espacio como lo vivimos o como lo percibimos. "el espacio público es un espacio pensado por las clases medias y sólo para las clases medias." es, generalmente, dice delgado, un espacio exclusivo y excluyente que funciona no "combatiendo a la pobreza sino combatiendo a los pobres" —en el caso de la ciudad de méxico pensemos, por ejemplo, en la recién renovada alameda central: un parque vuelto museo, espectáculo de sí mismo, donde ahora está prohibido no sólo el acceso de vendedores ambulantes, sino también entrar con mascotas, andar en bici o patines y no se cuánto más, algo así como un sillón de vieja tía recubierto en plástico y donde, además, no se puede sentar nadie. ese espacio público como ideología, es el promovido principalmente por inversionistas y —digámosles así— gentrificadores —entre los cuales la mayor parte de las veces estamos los arquitectos, muchos urbanistas, planificadores y la mayoría de los políticos. se trata, pues, de "procesos inmobiliarios disfrazados de procesos urbanísticos," que desplazan y cancelan a estos últimos. delgado terminó su exposición con los últimos minutos de la película de dziga vertov el hombre de la cámara (1929), donde el espacio público se nos presenta como un caos auto-organizado y no como el resultado de un orden singular e impuesto por unos cuantos, es decir, como algo que muchas veces no queremos entender como espacio público.



tras el antropólogo vinieron los arquitectos, el belga kersten geers y el japonés yoshiharu tsakamoto. los despachos de ambos arquitectos tienen una posición bastante clara sobre el dibujo y sus consecuencias en la manera de proyectar. geers presentó ocho proyectos subrayando aquellas condiciones que más se relacionaban con el tema del congreso: el espacio. tsakamoto empezó con un interesante estudio tipológico de la vivienda en japón en relación al tamaño y el tiempo en que se vuelve obsoleta —30 años— para luego hablar de otros proyectos de manera menos conectada. tras las presentaciones de delgado, sassen y greenaway, confirmo lo que ya antes pensaba: la mayoría de los arquitectos seguimos atrapados en las pláticas descriptivas, a veces más coherentes que otras, pero con el riesgo de agotarse en esa misma descripción —más en una época en la que prácticamente todo lo que muestre un arquitecto ya ha sido visto. habría, tal vez, que obligar a los arquitectos a hablar de cualquier cosa menos sus obras.


la socióloga, saskia sassen, habló del tipo de espacio que es la ciudad: un sistema complejo e incompleto, abierto por tanto. por lo mismo es u sistema de significados inestables. explicó que hay fuerzas que desurbanizan a la ciudad —algo que habría que pensar con el discurso de lefevbre, para quien, según delgado, lo urbano y la ciudad no son necesariamente lo mismo. la densidad —algo, la densidad, que el gobierno actual ha anunciado como uno de sus objetivos— no es lo mismo que la ciudad: hay espacios densos que no son ciudades, que son colecciones de oficinas, de viviendas, de fábricas, pero que al ser sistemas completos y cerrados, aunque sean complejos, no funcionan como ciudades. para sassen hay una forma de estudiar a la ciudad que es anterior al método y que tiene que ver con tácticas analíticas: construir historias y desestabilizar significados estables. uno de ellos, por ejemplo, la noción de territorio, comúnmente asociado a la idea de soberanía nacional. sassen explicó como el sistema financiero mundial —cuya crisis se anunciaba, dijo, desde el 2006— a vuelto al territorio pura tierra, con sólo valor comercial o de intercambio. también habló de la tecnología como una forma de desuburbanización: la tecnología hace que la ciudad se vuelva rápidamente obsoleta. en cambio, la ciudad puede actuar sobre la tecnología, hablarle de vuelta —talking back— y hackearla. el tercer tema de sassen fue la vigilancia, que en el mundo entero ha generado una sospecha generalizada que nos coloca a todos en el papel de sospechosos virtuales a cambio de una supuesta mayor seguridad común.


para cerrar, el cineasta: peter greenaway. favorito de los arquitectos en los años ochenta por películas como la panza del arquitecto o el cocinero, el ladrón, su esposa y su amante, greenaway planteó que el cine lleva 120 años atado al texto, como un complemento del libro —¿qué si no libros ilustrados son, dijo, películas como harry potter y el señor de los anillos? el cine, que se enriquece sobre todo de la colaboración con la arquitectura y la danza, según greenaway, hace algo totalmente antinatural: nos coloca a nosotros, animales diurnos, en una sala oscura, inmóviles, durante dos horas, viendo a un punto fijo en una pantalla rectangular que reduce nuestra visión a lo que enmarca. greenaway ilustró lo anterior con algunas escenas de su primera película en forma —según él mismo lo dijo— el contrato del dibujante. después greenaway mostró otras escenas de instalaciones y otros proyectos visuales en los que, dijo, busca romper la tiranía de la pantalla plana y el espectador fijo, intentando una visión cubista. en un documental en el que david hockney hablaba de su experiencia con la fotografía e intentaba al final repetirla en video; en un momento hockney habla de un cineasta —greenaway, a quien no nombra— que intenta romper con la estructura de la representación en el cine pero, según hockney, sin lograrlo.

en fin, buen día en general, aunque mejor, a mi parecer, desde afuera de la disciplina —el antropólogo, la socióloga y el cineasta— que desde dentro. a ver qué pasa mañana.

7.3.13

casa de acero —y vidrio




diseñada por neil johnson, los ángeles, 1960 —vista aquí.

conchas







arriba, paul r willams (1894-1980), en una foto que le tomó julius schulman frente al edificio temático del aeropuerto de los ángeles, que diseñó en 1961 y varias fotos de otra de sus obras, el motel la concha, en las vegas, también de 1961, con su paraboloide hiperbólico de concreto armado. abajo, félix candela (1910-1997), y una de sus conchas: el restaurante los manantiales, en xochimilco, de 1958.

6.3.13

repetición y diferencia







hace un par de semanas un jurado seleccionó, en un concurso por invitación, la propuesta de magui peredo y salvador macías para el pabellón del eco del 2013. a primera vista, la propuesta de peredo y macias era sin duda y de lejos la mejor de las participantes. no tardó mucho para que algunos señalaran el "parecido" de la propuesta ganadora a la intervención de eduard tauss en el 2008 ahí mismo en el eco —cuyas imágenes incluyo aquí arriba de la propuesta ganadora. hubo también quien, en el sitio de arquine donde se presentan todas los proyectos que concursaron, señaló cierto parecido a la plaza del cigarro, diseñada por barragán a finales de los años 40. y aunque intuyo en algunos una acusación indirecta de copia, supongo que la pregunta real es qué tan claras o veladas son esas referencias y cómo afectan tanto al proyecto como a la elección del jurado.

confieso que, aunque conocía ambas referencias —la intervención de tauss y la plaza de barragán—, al ver la propuesta de peredo y macías no las recordé: nada me hizo pensar en ellas. lo mismo pudo haberle pasado al jurado e incluso a los diseñadores. ¿y si no? ¿si en la propuesta de peredo y macías hubiera un guiño o una referencia explícita a las otras dos? en principio no vería en eso ningún problema. son referencias —incluso si a algunos nos pasaron desapercibidas— hasta cierto punto obvias: barragán y su relación con goeritz, tauss y su intervención en el eco. pero, además, como muchas veces pasa, nuestra mente parece deleitarse más con lo que se repite que con las diferencias. el plano inclinado de la plaza de barragán juega con la perspectiva y las alturas reales y percibidas de las cosas; la tira que se dobla de tauss conecta un interior con dos exteriores distintos: el patio y la calle, y su objetivo principal no es ser ocupada sino, al contrario, ocupar. la propuesta de peredo y macías, en cambio, me parece que —incluso, insisto, si juega explícita o inconscientemente con referencias a los proyectos ya mencionados— funciona a otro nivel o, más bien, literalmente a desnivel, agregándole una torsión —o contorsión— extra al eco que —de no ser por la escultura de la serpiente que ocupaba el patio— goeritz no incluyó en el eco: la del plano horizontal. con ese gesto se repite de algún modo, sí, el de tauss —llevarnos del interior hasta el borde con la calle— pero de un modo más controlado y —permítanme el esquematismo— útil: lo de tauss es fundamentalmente escultura, lo de peredo y macías es sin duda arquitectura —aunque esas distinciones, y en especial en el marco del eco, no operen con total independencia.



de cualquier modo me parece que la pregunta real es cuándo la repetición de un gesto, de una operación o de una estrategia arquitectónicas está suficientemente diferenciada de sus referentes. cuándo podemos decir —como afirma kundera de los gestos en las personas— que el gesto nos tiene, nos usa, y no al revés, que el gesto se gasta y se vuelve mera gesticulación.

hoy, al ver las imágenes del pabellón del vieux port en marsella, de norman foster, no pude evitar recordar, ahora sí, el pabellón de la serpentine gallery de sejima y nishizawa, en londres en el 2009. en ambos casos un plano pulido de acero, elevado por finas columnas, abre el cielo con un reflejo del suelo. pese a la diferente forma y tamaño, el pabellón de foster me parece mucho más cercano al de sanaa que el de peredo y macías al de tauss, por ejemplo.

finalmente, ¿qué cambia en la repetición, qué diferencias entran en juego en cada caso? y, sobre todo, ¿no es toda esa cuestión, en el fondo, resultado de un excesivo y puritano elogio de la originalidad?

5.3.13

la ciudad para los peatones


la semana pasada un coche estorbaba el paso peatonal. al rodearlo para cruzar, la conductora —una señora de unos 70 años—, furiosa me tocó el claxon e hizo muecas que supongo denotaban insultos. yo le estorbaba a su paso. al día siguiente, un coche me tocó el claxon y me pasó demasiado cerca cuando yo iba en mi bici, en el carril que me correspondía. en el semáforo, le reclamé a la conductora su actitud. también respondió con insultos.

en la ciudad de méxico los automovilistas, aunque muchos, son una minoría y sin embargo ejercen constantemente formas de abuso sobre peatones, ciclistas e incluso sobre otros conductores, manteniendo el control sobre la mayoría. la ciudad ha privilegiado al automóvil sobre cualquier otra forma de movilidad pero además lo ha hecho mal. no tenemos las autopistas de los ángeles, por ejemplo, sino unas muchas veces mal diseñadas, mal trazadas y mal pavimentadas. pero eso no no disminuye la convicción de muchos automovilistas de tener un derecho superior al del resto de los ciudadanos al desplazarse.

el miércoles 6 de febrero ilse mariel alonso murió al ser atropellada por un microbús. varias organizaciones de ciclistas protestaron por la falta de medidas adecuadas para que no sólo lo ciclistas sino también los peatones usen las calles con seguridad. pero no faltaron quienes insistieron en un lugar común: que los ciclistas y los peatones también deben respetar los reglamentos de tránsito, pues hay una responsabilidad compartida. es una verdad a medias, buena parte de las reglas de tránsito no son más que resultado de ignorar las diferencias entre distintas formas de transporte. asumir, por ejemplo, que esperar bajo el sol o la lluvia a cruzar una calle es igual para un automovilista que para un peatón o un ciclista. y cualquiera que haya intentado cruzar una avenida transitada, por el paso peatonal y con la luz verde de su lado, sabe que los automovilistas, al dar vuelta, actúan como si el peatón fuera un estorbo —o peor: un blanco.

en la ciudad de méxico, a todas las escalas de gobierno, parece que se repiten esos prejuicios. la inversión destinada a las, por otra parte mal diseñadas, obras viales del sexenio pasado —segundos pisos o supervía— son un ejemplo. pero también lo es el privilegio que le concede muchas veces el agente de tránsito al automóvil sobre peatones o ciclistas. en medio, los delegados no tienen planes claros para favorecer otras formas de movilidad. en la delegación benito juárez, por ejemplo, jorge romero herrera presume sus acciones contra ambulantes mientras al mismo tiempo permite que los comerciantes establecidos en división del norte ocupen ilegalmente banquetas y calles, al tiempo que el proyecto para una ciclopista en esa avenida sigue guardado en un cajón.

hacen falta, pues, acciones claras y directas en todos esos niveles para equilibrar la balanza y lograr que los automovilistas respeten reglas existentes y, sobre todo, entiendan que, parafraseando la película, el poder que les da el automóvil les da también mayor responsabilidad. la prepotencia de muchos automovilistas —como de quien veía desde el caballo al que anda a pié— sólo podrá contenerse con reglas traducidas en hechos físicos y urbanos —mejores banquetas libres de obstáculos, pasos peatonales bien pintados, ciclopistas— y con acciones concretas de las autoridades —multas, remoción de coches que estorben, prohibición de estacionarse en algunos sitios—, pero, sobre todo, con la presión constante de peatones y ciclistas para recuperar esta ciudad.

1.3.13

la ciudad y la arquitectura


en este mapa están algunas de las obras construidas en la ciudad de méxico que fernanda canales y yo incluimos en 100x100 : arquitectos del siglo 20 en méxico. son sólo 195 edificios, concentrados, como se puede ver, en la parte central, poniente y sur de la ciudad. falta mucho: casas, edificios de departamentos y oficinas y mucha arquitectura menor pero interesante. aun si a estos 195 edificios les sumáramos esa arquitectura y la anterior al siglo 20, supongo que en la ciudad de méxico aun hay mucho espacio donde se puede construir demoliendo edificios sin ningún interés, de poca calidad, pequeños o que ya no sirven a sus propósitos originales. en general la ciudad de méxico está llena de edificios malos, mediocres y de pocos niveles que fácilmente podrían demolerse y permitir nuevas, mejores construcciones, con mayor densidad.

pero la tendencia parece ser construir sobre lo mejor de lo ya construido, demoliendo obras con cierto interés para sustituirlas por otras. lo vimos con el proyecto de vladimir kaspé en las lomas y ahora lo vemos con el manacar. se puede argumentar que esa es la historia de la arquitectura. que la arquitectura se constituye dentro de un mar inmenso de fuerzas que ésta no puede controlar: el mercado, sobre todo, los cambios en formas de vida, transformaciones tecnológicas o geográficas, etc. es casi siempre contra y no sólo con esas fuerzas que la arquitectura debe lidiar. si falla, si fracasa, corre el riesgo de ser transformada o simplemente de desaparecer. pero la arquitectura, alguna, aspira a poder contener de algún modo esas fuerzas, encausarlas, darles cierto sentido. son las islas de orden —arquitectónico y político, en el más amplio sentido— de las que habla pier vittorio aureli. supongo que los arquitectos debiéramos intentar proteger esas islas y sumarnos a su esfuerzo por resistir los embates del mercado inmobiliario o del mero desarrollo urbano sin sentido. construir archipiélagos, no llegar a una isla ya formada y arrasarla para clavar nuestra bandera cual conquistadores.

no se trata, pienso, de proteger toda la arquitectura como se protege una pintura en un museo o un incunable en una biblioteca, sino de entender hasta dónde el valor patrimonial de la arquitectura depende de su capacidad de cambiar y transformarse, sumándose a una forma urbana que la rebasa. pero esa capacidad de cambio exige imaginación y esfuerzo, sobre todo de los arquitectos actuales, frente a lo ya construido. donde el inversionista ve un estorbo para un mejor negocio, el arquitecto debiera sugerir otras posibilidades que, en algunos casos, excluyeran la demolición total o la transformación radical. habría, como arquitectos, que apostarle de algún modo, con inteligencia, a lo construido bien por otros.