27.12.12

estacionamiento vertical



si desde los años treintas parece que existe el mismo problema y se han planteado soluciones similares –autopistas para ir más rápido o, como en estas imágenes, estacionamientos verticales en chicago en 1932, la primera, y 1941, la de abajo, ¿no será que la solución –como de la vida decía kundera– está en otra parte? –fotos vistas aquí y acá.

23.12.12

brian eno : paisajes imaginarios

lo hecho a medias en méxico


ahí está el detalle. una cadena no muy nueva y un candado cierran una puerta de servicio en la estación eje central de la nueva línea 12 del metro de la ciudad de méxico. en la puerta, arriba de la cadena, están pegadas dos hojas que advierten que nadie puede pasar sin previa autorización por escrito y que instruye al encargado de la estación de verificar incluso por teléfono el permiso. supongo que al otro lado de la puerta hay algo de crucial importancia para el funcionamiento de la estación. de ahí la cadena.

con todo, sorprende, a los ojos del arquitecto y diseñador, la solución elegida. la puerta, que estaba ligeramente entreabierta, ser cierra con una cadena no muy nueva y un candado. como si a última hora, antes de inaugurar oficialmente la estación, alguien hubiera pensado que esa puerta debía cerrarse con mayor cuidado y corrió a su casa por una cadena, no muy nueva, y un candado.

la línea 12 del metro funciona y lleva a varios cientos de miles de pasajeros cada día, pese a la cadena, el candado y otras minucias de diseño que podríamos tomar por ser simples detalles. pero en una obra de esa envergadura, tanto por el tiempo como por los recursos invertidos, humanos y materiales, uno supondría que alguien en algún momento debió haber pensado en la necesidad de poner una cerradura especial a esa puerta. así como en la de desaguar el techo de las salidas de las estaciones de otro modo que no fuera un tubo de pvc pintado del mismo color que la estructura metálica pero que parece una solución apresurada a un problema previsible.


también las banquetas pudieron haberse diseñado –en sentido literal: dibujado– y pensar detalles que no tienen sólo que ver con la apariencia sino sobre todo con la operación: cómo se sube o baja, dónde se cruza, cómo se relaciona la salida del metro con la parada cercana del trolebús o el micro. y un largo etcétera. si se recorren algunas estaciones de la nueva línea 12 con atención en los detalles nos encontraremos multitud de fallas, de pequeñas torpezas o simplemente de mal gusto y malhechura. una arquitectura laica: sin dioses, ni pequeñas hadas o duendes en los detalles. y eso que se puede ver en el metro también sucede en prácticamente todas las obras del gobierno del distrito federal o en las del gobierno federal. las cosas se hacen a medias y –como escribió hace poco miquel adriá– contentándose con un buen lejos y despreocupados por la buena calidad.

aunque pareciera una exageración preocuparse por esos detalles, habría que tener en cuenta lo que escribieron gilles lipovetsky y jean serroy del transporte público:
"en la época de las megalópolis, la calidad de vida exige una política de transportes públicos de calidad en laque el bienestar y la estética se consideren criterios prioritarios, exponentes de la cultura del momento."
en vez de esas exposiciones generalmente mediocres con las que acostumbran adornar estaciones de metro so pretexto de divulgación cultural, ¿no se podría empezar a plantear el buen diseño, desde la función hasta la apariencia, como una forma de cultura y, sobre todo, al alcance de todos?

19.12.12

en medio del mensaje


la larga y tortuosa historia de la estela –que empezó como arco y resultó otro de los fiascos arquitectónicos del gobierno de calderón– sigue dando de qué hablar o, más bien, ahora la estela lanza mensajes. ayer en tuiter se podían leer las burlas o el enojo de muchos: cómo era posible que el monumento se prestara –o se rentara, suponían molestos algunos– a semejantes cursilerías: presumir su amor en más de mil metros cuadrados de cuarzo, 104 metros que nos costaron 1,500 millones –poco menos que, a costo actualizado, el guggenheim de bilbao– y que además, aunque no nos guste, pues es un monumento nacional, el monumento los doscientos años del inicio de la guerra de independencia y cien de la revolución. en el reforma y animal político publican que los mensajes son parte de una exposición interactiva.

la estela es muestra de la incapacidad de un gobierno para planear algo: se inauguró más de un año después de cuando debía; costó, presumiblemente por una mezcla corrupción e ineptitud, más del triple de lo previsto y ni siquiera sigue el proyecto que ganó el concurso –la plaza, muy importante, que conectaría a la estela con chapultepec se canceló. sin embargo, poco a poco ha sido tomada. primero ahí se reunieron los del 132 y siguió siendo centro de reunión, de protesta o de fiesta; luego se abrió el centro de cultura digital –que aun no conozco, hoy lo haré– y al final la transformaron –además de en suavicrema– en memorial por las víctimas de la violencia durante el gobierno de calderón.

ahora los mensajes amorosos escritos en la estela nos hacen de nuevo preguntarnos no sólo si la es un uso "adecuado" para la estela sino para cualquier monumento y, sobre todo, qué es un monumento en nuestra época. si un monumento hoy –como sostiene alexander d'hooghe en el monumento liberales puro espacio –lo que pasa entre las construcciones–, si tiene algún poder –o deber– simbólico y, en su caso, de qué. ¿qué dice un monumento: aquí estoy, aquí estamos, esto pasó, te amo? y más bien, ¿qué puede hacer un monumento hoy? el peor ejemplo de lo que no debe hacer, a unos metros de la estela, ha de ser la cuestionada estatua al prócer de azerbaiyán que, además de políticamente incorrecta –en el mal sentido– y de pésimo gusto, no sirve para nada. y eso es algo que hoy un monumento no puede permitirse. ¿será que pese a lo ridículo del fulanito ama a fulanita escrito en la estela, esos textos se sumen a la reivindicación de la estela al multiplicar sus usos?

11.12.12

consuelo de pocos


en las últimas semanas he leído varios elogios al trabajo de consuelo saizar al frente del conaculta en el sexenio que terminó. algunos empiezan o terminan declarando una amistad que nació con el trato durante el tiempo que presidió el consejo. yo diré que no la conozco y que, al menos en lo que a sus proyectos arquitectónicos se refiere, las felicitaciones me parecen no sólo desmedidas sino francamente inmerecidas. aunque ya lo he escrito antes –aquí y acá–, me parece importante aclarar, acaso por última vez, por qué pienso eso de la gestión de saizar en relación a la arquitectura.

son tres los grandes errores de sus gestión respecto a la arquitectura que, finalmente, se combinaron resultando hasta ahora en un fiasco. primero, la designación directa de los arquitectos, sin que mediara ningún concurso de ideas que, si bien no es el único método para producir buena arquitectura, si es el más aceptable en una sociedad que se presume democrática. aunque todos los arquitectos elegidos son reconocidos por su trabajo, el haber sentado un precedente —incluso jurídico, al postular que legalmente un proyecto arquitectónico puede encargarse sin licitación cual si el estado comprase una obra de arte, haciendo que finalmente la selección dependa del gusto de un funcionario– me parece muy grave.

el segundo error fueron los tiempos. la mayoría de los proyectos se encargaron con poco más de un año de anticipación, al final de sexenio y, ya lo sabemos, en la obra pública todo se rige por tiempos políticos. el resultado está a la vista: prácticamente ninguna de las obras fue terminada en forma. la ciudadela se inauguró faltando más de la mitad por terminar y la cineteca nacional, tras posponer la inauguración y al final transformarla en una inexplicable “supervisión de obra” por parte de calderón, no está concluida ni en la tercera parte. la declaración de consuelo saizar al periódico reforma de creer en obras bien hechas y, después, su recorrido con calderón por obras inacabadas, construidas de prisa y, por lo mismo, con mala calidad, resulta o bien ingenua o bien cínica. ignoro si quienes le aplaudieron esos logros –incluyendo críticos y arquitectos– no vieron que el traje nuevo de la ex-presidenta del conaculta no estaba ahí.

último error: la falta de planeación o que esos proyectos fueran ocurrencias armadas sobre las rodillas. saizar confundió su papel. se transformó en capataz supervisando obras y presionando –insultos incluidos, según cuentan– para que estuvieran listas en tiempos imposibles y tomando decisiones como si de la remodelación de su casa se tratara, en vez de haber planeado con tiempo cada uno de esos proyectos, estudiado sus ventajas y sopesado sus contras y entendiendo lo que realmente exigirían en cuanto a costos y tiempo de realización.

en la ciudadela, por ejemplo, una biblioteca siempre llena de jóvenes haciendo tareas fue sustituida por varias colecciones, bibliotecas fetiche, amuebladas con apenas una docena de sillas y mesas cada una: más par ver que para leer; a la cineteca le sumaron apresurados un museo del cine casi sin sentido que tampoco se concluyó; de los estudios churubusco ya ni se habla.

tal vez en otras disciplinas el trabajo de consuelo saizar al frente de conaculta destacó y sea digno de elogios, no lo se. pero en arquitectura no. se hizo poco y de lo poco que se hizo mucho se hizo mal, a medias, y hasta ahora queda inacabado. eso es algo que no puede ni debe celebrarse, menos por arquitectos y menos aun por quienes intervinieron en dichos proyectos. hacerlo haría de la complacencia complicidad y dejará la puerta abierta para repetir los mismos errores y las mismas faltas una y otra vez.

10.12.12

jane jacobs cruza la calle

división con bici

las líneas como hasta ahora están pintadas en división
lo que podría ser
se suponía que en diciembre, así que faltan 20 días para ver si sí y cómo quedará el carril de bici en división del norte. algunos vecinos ya se oponen. ¿dónde dejarán sus coches, dónde se estacionarán los que van a comprar muebles de baño? no se, pero eso es algo que la delegación no tiene por qué resolver.

lo que sí tienen que resolver es cómo funcionará el carril de bici en relación con el transporte público –eufemismo que usamos en esta ciudad para transporte de carga humana mal equipado y desorganizado– y los autos particulares. si eso no se resuelve bien, no nos extrañe que sea otro paso en falso, como el del carril bici+bus de reforma –que por cierto, ¿no lo iban a reponer?

hasta ahora sólo hay pintados carriles separados con doble línea –que para el conductor promedio en la ciudad de méxico no significa, como en otras ciudades, que no se debe cambiar de carril. lo necesario –iba a escribir lo ideal, pero no, debería ser lo mínimo– es que la intervención para el carril de bicis sirva para organizar la circulación en división del norte: ¿dónde y cómo se da vuelta a la derecha? ¿se prohibirá a la izquierda? ¿dónde harán parada los micros y autobuses? ¿dónde quieran, como hasta ahora, o sólo en zonas designadas y diseñadas [es lo mismo] para ese fin, para que no se metan al carril de bicis ni los ciclistas choquemos con los peatones que suben o bajan del autobús? ¿dónde cruzarán los peatones?

se trata de líneas, de simples rayas en el suelo, pero con efectos importantes, benéficos si se hacen bien, terribles si se hacen mal. esperemos que en los 20 días que le quedan al año se haga bien el carril en división y no sea otro pretexto para agrandar la división entre ciclistas y automovilistas.

nemausus 1



jean nouvel, nîmes, 1987

7.12.12

los ambulantes

foto de la colección del museo archivo de la fotografía, guatelama 34
detesto a los ambulantes. con sus puestos improvisados —y a veces no tanto— estorban y sus clientes, ciegos al desorden, multiplican la dificultad de caminar. venden baratijas o productos inútiles, comida que huele mal incluso recién cocinada. son ruidosos: te interpelan sin que les preguntes nada, te acosan. en el metro te obligan a oir su música aunque uses los audífonos más sofisticados. no hay escapatoria a los ambulantes. y ya se que también hay en nueva york o en parís, pero acá han rebasado todos los límites. habría que desaparecerlos como la plaga urbana que son.

y sí, eso pienso o al menos eso piensa una parte de mi, la menos domesticada tal vez. pero cuando pienso así por otra parte recuerdo algo que una vez dijo josé luis barrios cuando lo invitamos a dar una plática a nuestros alumnos de arquitectura en la ibero: "ustedes los arquitectos siempre piensan en transformar a la ciudad de méxico en parís y olvidan que para eso se necesita que la habiten parisinos." era, claro, una frase de choque, de ataque, pero subrayaba la diferencia, que ciertamente preferimos olvidar los arquitectos, entre la ciudad como un conglomerado social y político y la ciudad como entorno físico. diferencia que, como escribió fustel de coulanges en el siglo 19, ya se daba desde los romanos, entre urbe y ciudad. es decir, para que una urbe sea ordenada, limpia y funcione como reloj, la ciudad debe estar en sintonía –y el término, aunque algo cursi, es apropiado.

digo todo esto porque ahora que recién terminaron de arreglar la alameda en el centro de la ciudad de méxico, uno de los temas que han tratado tanto los responsables del arreglo como quienes los entrevistan es, precisamente, el de los ambulantes. ellos estorbaban y afeaban y peor, dañaban los acabados, los monumentos y la vegetación. ¿volverán? no, dicen. incluso si hay que enrejar la alameda para protegerla de ambulantes, vagos, vándalos, malvivientes y otras plagas similares. cosas raras de este país: instalados en las regresiones, ya no basta con volver a la época del pri: volvamos a la colonia y enrejemos la alameda. ya se, también cierran el jardín de luxemburgo y las tullerías –a las 11 de la noche en verano– y central park –a la una de la mañana, aunque el parque está delimitado por una inteligentísima maniobra de paisaje y una barda, en general pequeña, que no estorba la visión y hace que el parque se perciba como abierto y no como un jardín cerrado (lo que, etimológicamente, es redundante). pero lo ideal, supongo, es que los parques tiendan a ser espacios abiertos, dia y noche.

en fin, el asunto es que a los ambulantes los concebimos más como un problema urbano –y lo son, por eso los detesto– que como un problema de la ciudad o civil, de las formas de organización social que, o bien excluyen a algunos –muchos– del sistema de producción dominante o de ofrecer formas de inclusión en la economía formal éstas resultan, objetivamente, mucho menos atractivas y convenientes que algunas variantes de la economía informal. arreglar el parque sacando a los ambulantes e incluso ponerle rejas no resuelve el problema de los ambulantes, sólo los empuja –temporalmente, es lo más probable– un poco más allá. la mecánica se puede ampliar incluso al tamaño, digamos, de manhattan –así se hizo– pero la exclusión urbana no garantiza la inclusión civil, al contrario, la estorba.

curioso –es un eufemismo– que al mismo tiempo que presumen la ausencia de ambulantes en la nueva alameda, se publica que, afuera de las estaciones de la nueva línea del metro, se venden espacios para comercio informal hasta en 75 mil pesos y leemos que algunos vecinos de las colonias roma y condesa se oponen a los parquímetros y otros de la benito juárez al carril de bicicletas en división del norte, asumiendo como natural su derecho a ocupar ese espacio público –la calle– con un bien privado –el coche. visto así, aunque no pagando al gobierno –supongo– a los comerciantes informales les cuesta más el uso del espacio público que a los comerciantes formales o a cualquier vecino el estacionar autos, también ambulantes, en la calle. algo extraño hay en ese acuerdo.

pues sí, detesto a los ambulantes pero también a los autos que se estacionan en la banqueta, en doble fila, en los pasos peatonales, en los carriles de bicicletas y en cualquier lugar donde no está permitido y, además, de a gratis.

2.12.12

líder por accidente

los dos órdenes de la arquitectura

"de manera general, no hay cinco órdenes de la arquitectura –ni cincuenta– sino sólo dos: arreglada [arranged] y orgánica. éstos se corresponden a los dos términos de esa "inevitable dualidad" que divide la vida. talento y genio, razón e intuición, bromide y sulphite son algunos de los nombres por los que los conocemos.

la arquitectura arreglada es razonada y artificial; se produce gracias al talento y la gobierna el gusto. la arquitectura orgánica, por otro lado, es producto de una oscura necesidad para la expresión personal que es subconsciente. es como si la naturaleza misma, mediante un órgano humano de su dominio, se hubiera puesto al servicio de los hijos y las hijas del hombre.

la arquitectura arreglada, en sus mejores manifestaciones, es producto del orgullo, del conocimiento, de la confianza asombrada de contemplarse. parece decirle a las obras de la naturaleza «te mostraré un truco que vale pro dos de esos.» la arquitectura arreglada sustituye la sutileza de la geometría natural y por su infinita e inesperada variedad por un sistema euclideano de líneas rectas y si acaso arcos de círculo, ensamblados y arreglados de acuerdo a lógicas definidas y particulares. es creada, no creativa; imaginada, no imaginativa. la arquitectura orgánica es tanto creativa como imaginativa. no es euclideana en el sentido de que posee más dimensiones –es decir, subiere la extensión en direcciónes y regiones en las que el espíritu se encuentra como en casa, pero de las que los sentidos no dan razón al cerebro.

para dejarlo claro, se puede decir que la arquitectura arreglada y la orgánica tienen tanta relación entre ellas como un piano con un violín. el piano es un instrumento que no da discordancias si se siguen las reglas. un violín requiere oído absoluto –una rectitud interior. tiene un modo de traicionar al hombre de talento y glorificar su genio, haciéndose uno con su cuerpo y su alma."

claude bragdon, architecture and democracy, nueva york, alfred knopf, 1918.