evidentemente por órdenes de calderón, los pedestres gendarmes reaccionarios bajo el mando de arturo chavez chavez, con su controversia constitucional, han convertido un asunto de libertades y derechos individuales en un tema policiaco: si la principal función de la procuraduría general de la república es perseguir delitos de orden federal, la búsqueda igualdad y equidad de derechos parece ser ahora un crimen para el gobierno federal mexicano.
ricardo nájera, vocero de este puritano gremio de rencorosos, afirma que el asunto de la controversia no tiene motivos ni religiosos ni morales, sino meramente jurídicos, pues las leyes aprobadas en el distrito federal contravienen el principio constitucional de protección a la familia asentado en el artículo cuarto.
veamos si estos paladines y guardianes de la rectitud tienen razón. el cuarto constitucional inicia afirmando que “el varón y la mujer son iguales ante la ley,” sin discriminar por preferencias sexuales ni por ningún otro motivo. continúa diciendo que esta ley “protegerá la organización y el desarrollo de la familia,” sin definirla de ninguna manera: no dice que familia sea la unión de hombre y mujer más los hijos que procreen. garantiza luego que “toda persona tiene derecho a decidir de manera libre, responsable e informada sobre el número y el espaciamiento de sus hijos,” sin definir ni el sexo ni la orientación de las personas. sigue después que “toda persona tiene derecho a la protección de la salud,” cuyo acceso será definido en sus bases y modalidades por la ley, pero sin mencionar, de nuevo, ni genero ni preferencia. más adelante el cuarto constitucional dice que “toda persona tiene derecho a un medio ambiente adecuado para su desarrollo y bienestar.” no especifica cómo debe ser ese medio ambiente adecuado ni, por supuesto, califica como inadecuado un medio en el que se unan personas del mismo sexo. habla después de vivienda digna y decorosa.
de los niños y las niñas dice que “tienen derecho a la satisfacción de sus necesidades de alimentación, salud, educación y sano esparcimiento para su desarrollo integral,” sin especificar si sólo una pareja heterosexual puede garantizar ese derecho. habla del deber de ascendientes, tutores y custodios de preservar dichos derechos, sin tampoco mencionar ni género ni preferencia sexual. en las líneas que siguen del cuarto constitucional, donde habla de la obligación del estado de proveer “lo necesario para propiciar el respeto a la dignidad de la niñez y el ejercicio pleno de sus derechos,” tampoco se menciona ni género ni preferencia.
en fin, sólo una lectura equívoca y prejuiciosa por parte de estos paletos groseros y ridículos encabezados por chavez y calderón puede suponer que la mención a la familia y al medio ambiente adecuado implica un modelo de familia heterosexual sancionado desde el vaticano por ratzinger y sus secuaces.
como dijo miguel carbonell, especialista constitucional del instituto de investigaciones jurídicas de la unam, “los argumentos de la pgr no sólo son endebles, sino que están carentes de fundamento y de sustento jurídico. lo que hay es una lectura moral y religiosa de la constitución. es una lucha ideológica disfrazada o revestida de argumentos jurídicos.”
la incapacidad de nuestros gobernantes para distinguir entre sus creencias personales y la realidad objetiva –recordemos que esa es una de las características del triste estado cultural y educativo de nuestro país, según la prueba pisa de la ocde– es preocupante, ofende y, al mismo tiempo, asusta.
por ejemplo, en su tardío y tibio llamado de atención a las iglesias, pidiéndoles “no polarizar”, gómez mont dijo que “los mexicanos somos reticentes a que la religión natural del pueblo sea un ingrediente que polarice la vida democrática ye l ámbito político del país.” dudo que eso de “la religión natural del pueblo” fuera una referencia culterana a hume, sino más bien un lapsus que denota sus creencias personales: la religión “natural” de los mexicanos es la católica romana –independientemente de si realmente es una superstición impuesta, con sangre y violencia, a quienes tenían otras distintas.
como escribió roberto blancarte en milenio, este asunto se relaciona
“con la incapacidad de algunos para admitir que “el otro” puede ser distinto a la mayoría, que tiene derechos, que funciona con su propia lógica y que no hay un orden natural impuesto por la divinidad al que se tiene que obedecer. lo ‘normal’ o el ‘límite natural’ de las cosas no existe. los filósofos de la ilustración crearon la distinción entre naturaleza y cultura, como dos cosas distintas e incluso antagónicas. pero no resolvieron el dilema de su relación porque no podían hacerlo de manera definitiva. las sociedades cambian, así como su percepción de lo natural y de la cultura. los antropólogos han estudiado cómo las sociedades establecen estas distinciones y cómo clasifican las cosas de cierta manera no siempre igual sino diversa. el debate sobre la relación entre naturaleza y cultura no está por supuesto cerrado, pero ciertamente hay muy pocos que seriamente hablen de un orden natural e inamovible de las cosas al cual los hombres tienen que obedecer. Een otras palabras, no hay una sola manera de ser hombre o ser mujer, o ser familia, o ser sociedad. lo antinatural es, por lo tanto, muy relativo, pues así puede clasificarse el ser un hombre célibe como el no desear tener hijos o pretender vivir alejado de la humanidad.”
la actitud de la curia católica, que en el caso mexicano le suman a la intolerancia y al autoritarismo de ratzinger su “natural” incultura, al comparar la legalización de las adopciones por parejas homosexuales con el narcotráfico o el homicidio, revelan el pedestre nivel desde el que estos señores pretenden argumentar y discutir y el nulo respeto a la diferencia y los derechos del otro. como pensó emmanuel levinas, el cristianismo esta atrapado en el reductivo amor al prójimo como a uno mismo y la imposibilidad no sólo de amar, sino simplemente de aceptar al prójimo en tanto otro.
ps. más sobre el tema: lo que escribe hoy román revueltas retes en milenio.
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