El próximo jueves 22 de abril, me tocará moderar una mesa al respecto, en la universidad iberoamericana, con la participación de javier sicilia, pablo kobayashi, humberto ricalde y jose luis barrios.
Hay quienes dicen que el dibujo es el lenguaje de la arquitectura –y que piensan que un dibujo, en la era de la imagen del mundo, dice más que mil palabras. Otros más piensan que la arquitectura es lo construido y que –parafraseando a Richard Rorty– lo construido no habla, lo hacemos nosotros. También, al menos desde los griegos, los humanos nos pensamos como animales racionales o, para traducir mejor –según los que saben– el zoon logon echon griego: animales provistos del logos –y logos es razón pero también palabra. Por eso, tal vez, los arquitectos –algunos– hablan mucho, aunque la arquitectura, quizás, no lo haga. Ya Vitruvio decía que el quehacer del arquitecto tenía dos fases –o dos facetas– fabricar (saber-hacer) y razonar (¿saber decir?). El arquitecto inglés Paul Shephard, sin olvidar a Virtuvio, dice que la arquitectura son hechos concluyentes, como la gravedad –la piedra que cae ni dice ni quiere decir nada: cae– y que el discurso sobre la arquitectura está así: sobre, como las nubes de electrones "flotando" probabilísticamente alrededor del núcleo de un átomo.
Arquitectura y palabras: ¿puede haber arquitectura sin palabras? –¿eso que llamamos casa sería habitable con otro nombre? ¿pese a lo que quieran o puedan decir los arquitectos, está la arquitectura más allá o más acá de las palabras? ¿Está la arquitectura –mal citando a Wittgenstein, el filósofo-arquitecto– del lado de lo que es mejor callar?
No hay comentarios.:
Publicar un comentario