16.5.10

¿puede la arquitectura curar el cancer?

en un país de guarderías subrogadas que se instalan sin cumplir ni siquiera condiciones mínimas de seguridad –por no hablar de escuelas sin techo, hospitales sin camas, cárceles sobrepobladas u oficinas públicas en edificios alquilados a precios fuera de toda proporción–, hablar de arquitectura y diseño parece descabellado. mientras, en inglaterra se discute qué tan apropiada es la inversión en arquitectura de autor para edificios destinados a la salud, en este caso para pacientes con cancer. steve rose escribe en the guardian sobre el proyecto de los maggie's center, de los que es cofundador el historiador y crítico de arquitectura charles jencks, cuya esposa, maggie keswick, murió de cancer en 1993. algunos de los espacios en los que esta organización ofrece sus servicios han sido diseñados por arquitectos famosos: gehry, koolhaas, zaha hadid, richard rogers. la crítica a jencks es por el gasto que tales nombres suponen. jencks, conocido por su proclividad a etiquetar movimientos y tendencias, habla del "efecto placebo de la arquitectura." y si es cierto que uno come mejor o duerme mejor en un restaurante o un hotel con buen diseño, ¿por qué no podría uno sentirse mejor, incluso desahuciado, en un edificio no sólo decente sino bello?

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