16.5.10

¿qué es un filósofo?

alguna vez heidegger dijo que la filosofía era esa forma de pensar que no sirve para nada y que hace reir a las sirvientas. la definición –si así podemos llamarla– juega con la vieja historia de tales de mileto quien, al caer a un pozo por caminar viendo a los cielos, es ayudado por una sirvienta tracia que, riéndose de él, le dice que tan atento como está a las cosas de los cielos, no sabe por dónde camina. hans blumenberg escribió un libro –la risa de la muchacha tracia, los orígenes de la teoría– acerca de esa historia y su relación con la filosofía. hoy en el new york times simon critchley se pregunta no qué es la filosofía –pregunta propia de la senilidad, decían deleuze y guattari en el libro de ese título– sino qué es un filósofo. refiriéndose de nuevo a la risa de la muchacha tracia, critchley escribe:
¿qué es entonces un folósofo? la respuesta es clara: un pelele, un bufón distraido, el objetivo de incontables bromas, desde las nubes de aristófanes hasta la historia del mundo de mel brooks. siempre que el filósofo habla de las cosas a sus pies hace no sólo que la muchacha tracia sino que todo el mundo se ría a carcajadas. la torpeza del filósofo con temas mundanos lo hace parecer estúpido o "da la impresión de simple torpeza". nos quedamos con una definición del filósofo a la monty python: el que es bobo.
pero hay más: no es el filósofo sólo un zonzo qué mueve a la risa cuando se pregunta qué es eso que todos suponen saber qué es.
tal vez –dice crithley– el filósofo ríe al último. aunque siempre parecerá ridículo a los ojos del leguleyo y de aquellos obsesionados con mantener el status quo, lo contrario sucede cuando quien no es filósofo se ve obligado a dar cuenta de la justicia en sí misma, o de la felicidad o de la miseria en general. lejos de ser elocuente, dice sócrates, el leguleyo se queda "perplejo y balbucea."
la diferencia, tal vez, es entre quienes ríen porque no entienden y quien ríe porque sabe que no hay nada que entender.

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