hace algunas semanas fui al centro del df y vi, desde el otro lado de la cuadra, la fachada del cine teresa sin el anuncio, que ya nunca cambiaba, hoy función, las puertas y la taquilla cerradas. el cine teresa, inaugurado en 1939, obra de j.francisco serrano, era uno de las últimas grandes salas de cine de la ciudad de méxico que se conservaban –la historia de las salas de cine en méxico fue documentada por francisco alfaro y alejandro ochoa en su libro espacios distantes aun vivos. sin viabilidad económica ni, en cierto sentido, funcional, para los estándares de la exhibición cinematográfica de nuestros días, el teresa había sobrevivido gracias no a lo que se proyectaba en la pantalla –cine porno, generalmente italiano de los años 70– sino a lo que sucedía en las butacas, pasillos y baños. el teresa fue, durante muchos años, un cine al que nadie iba a ver la película sino a ver o ser visto, tocar o ser tocado. un cine para hombres solos, escribió juan solís en el universal. el teresa era una heterotopía, un espacios donde lo otro puede tener lugar, según las definió michel foucault –algo parecido a lo que registró stephen barker en su serie nightswimming, al fotografiar, en penumbras, lo que en público secreto sucedía en los clubes de sexo de nueva york.
ayer, un tuit de @paseusted informaba la demolición del teresa. por un lado era inevitable: ni siquiera el nuevo giro del cine pudo haberlo salvado por mucho tiempo. las dinámicas inmobiliaria, económica y del espectáculo en la ciudad hicieron de estos grandes templos del cine algo insostenible. pero si la desaparición del latino –que había ya sido dividido en una sala grande y dos o tres pequeñas– se explica al ser reforma una avenida donde la inversión en grandes torres y complejos es visible, evidente, el caso del teresa es distinto: el eje central –con todo y su centralidad– es una calle populosa y populachera pero donde no se construye nada nuevo, donde no se aprecia ningún cambio, ningún tipo de inversión inmobiliaria –y mucho menos pública– y donde el terreno del cine demolido no parece tener otro futuro que convertirse en estacionamiento, en "centro comercial" para "ambulantes" o en departamentos de poca monta.
No hay comentarios.:
Publicar un comentario