22.12.10

"el palacio de la civilización maya"

siempre es arriesgado y, peor, molesto signo de pedantería, comentar un proyecto por una sola imagen (o dos) del mismo. puede que éste que aquí se muestra sea magnífico, pese a que las imágenes parezcan (aceptablemente buenos) ejercicios escolares de renderización. el edificio será construido, según leo en la jornada, en las inmediaciones de chichen itzá. no me preocupa, aclaro, la construcción de arquitectura contemporánea en las inmediaciones de restos arqueológicos ni que las imágenes mostradas vayan a despertar en muchos reclamos de faltas mayúsculas a la identidad arquitectónica nacional. me sorprende el aparente desatino de construir la versión maya –por geografía, que no por estilo– de antara o algo peor. según el periódico, la gobernadora de yucatán –que debe tener una cultura arquitectónica y visual o bien limitada o, al contrario, de una sofisticación casi perversa– dijo que ese diseño "es producto del estudio de los edificios y ciudades prehispánicas, conjugadas con la arquitectura contemporánes y marcará la continuidad de una cultura maya que conoce y aprecia su historia y mira con seguridad su identidad actual". ¡bomba!
no diré más, sólo citaré lo siguiente:

Todas las plataformas mexicanas fueron ubicadas y construidas por artistas que hicieron gala de una gran sensibilidad en su apreciación del entorno natural y de una gran profundidad en su concepción del diseño. Irradia de ellas una gran fuerza. Cuando uno las siente bajo los pies experimenta la misma sensación de firmeza que emana de un macizo rocoso.

Quiero dar algunos ejemplos de la brillante concepción que las respalda. En Yucatán, en Uxmal y en Chichen Itza se han seguido los mismos principios, basados en la existencia de entornos naturales similares. La región de Yucatán es una planicie cubierta por una selva inaccesible de altura uniforme y definida. En esta selva, los mayas vivían en villorrios rodeados de pequeñas parcelas de terreno despejadas de árboles para dedicarlas al cultivo y teniendo como fondo, y también como techo, la jungla calurosa y húmeda. No existían largas visuales ni era posible realizar movimientos hacia arriba o abajo.

Al introducir el uso de la plataforma con su nivel superior ubicado a la misma altura que las copas de los árboles, los mayas descubrieron sorpresivamente una nueva dimensión de la vida, consonante con su devoción a los dioses. Sobre estas altas plataformas -muchas de las cuales tienen una longitud de cien metros- construyeron sus templos. Desde allí tenían acceso al cielo, las nubes, la brisa y a esa gran planicie abierta en que, de pronto, se había convertido el anterior tedio selvático. Gracias a este artificio arquitectónico cambiaron totalmente el paisaje y dotaron a su experiencia visual de una grandeza sólo comparable a la grandeza de sus dioses.

Todavía hoy puede experimentarse esa misma maravillosa variación de sensaciones que se produce al pasar de la selva cerrada al vasto espacio abierto que se aprecia desde lo alto de la plataforma. Es un sentimiento similar al que vivimos en Escandinavia cuando después de semanas de interminable lluvia, nubes y oscuridad, aparece nuevamente el sol.

el texto se llama plaltaformas y mesetas y el autor, el danés jorn utzon, autor de la ópera de sydney –que sí, tiene, entre otras, raices mayas– y pritzker 2003, quien sí –¡sí!– supo ver y entender la arquitectura maya.

2 comentarios:

Armando Oliver Suinaga dijo...

Creo que la cita es muy interesante porque la mayoría vemos la Opera de Sidney desde la perspectiva del Icono arquitectónico que sin duda lo es. Sin embargo, las referencias de Utzon a la arquitectura prehispánica en el basamento de la Opera son directas e intencionales, ésta superficie que conecta y te permite acceder en diversos niveles del conjunto al tiempo que contiene todos los elementos funcionales del edificio, es desde mi perspectiva un espacio excepcional que conviene re-evaluar. Creo que el basamento de Utzon es precursor de muchas superficies contemporáneas y que conviene pensar desde ésta perspectiva de paisaje y espacio urbano, y por supuesto los potenciales de nuestra herencia cultural desde el paisaje y urbanismo prehispánico, y no desde la arquitectura prehispánica vista como ícono aislado.

otromas dijo...

estoy de acuerdo armando. hay que pensar y repensar la ópera de sydney de utzon, a partir de lo que el habla del paisaje prehispánico –y también de la arquitectura china y japonesa, "pura sombra"– y entender el viaje de chichen itza a yokohama via sydney, sin clichés de identidad ni formales.