18.12.10

pensar, clasificar

mi biblioteca se limita o, más bien, se extralimita a ambos lados de un pasillo de poco más de 3 metros y medio de largo. los libros, ya se sabe, tienen el poder de reproducirse casi sin que lo notemos –si no fuera por el estado de cuenta de la tarjeta de crédito. hoy decidí reordenar lo que hace un par de años, tras regalar algunos libros y subir otros al cuarto de servicio, eran unos estantes nuevos y con lugar suficiente, pensé, para algún tiempo. ¡dos años! en el extremo de uno de los muros del pasillo están los libros de arquitectura, en teoría deben seguir ensayos y libros de arte. en el otro muro: literatura, filosofía, hisotria, algo de ciencia y más ensayos. hoy empezé por el lado de arquitectura, pero a esta hora me doy cuenta que mi modo de clasificar y, por tanto, de pensar –haciendo honor tanto a perec como a borges– no es muy claro. en el tercer estante de arriba a abajo, por ejemplo, coloqué libros que hablan sobre el habitar, sobre la casa y lo doméstico, empezando por los más arquitecónicos. pero a medio camino se me apareció la historia de la vida privada, dirigida por georges duby y philippe ariès, a la que se le pegaron the civilizing process de norbert elias, la práctica de la vida cotidiana, de certeau, algunas historias de braudel y, encima, el amor en occidente, de rougemont. junto se vinieron a colar los fragmentos para una historia del cuerpo y un libro que aun no leo de títiulo fascinante: solitary sex, a cultural history of masturbation, de thomas laqueur. justo junto a ese último, apareció designing design, de kenya hara y los libros de edward tufte. olvidé que entre los libros de arquitectura –como domesticity at war de beatriz colomina– y la historia de la vida privada, está a room of one's own de viginia woolf. en fin que si pensar y clasificar se emparientan y emparejan, mi pensamiento –de menos hoy– anda algo complicado.

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