27.2.11

utopía y realidad

“sólo un monstruo puede permitirse el lujo de ver las cosas tal como son. pero una colectividad no subsiste más que en la medida en que se creen ficciones, las mantengan y se mantengan ligadas a ellas.” eso escribió, con su acostumbrado realismo que algunos tachan de amargura, el rumano emile cioran en un libro de 1960 que llevó por título “historia y utopía.”


las sociedades, pues, subsisten en la medida en que se mantienen ligadas a ficciones que las mantienen ligadas. religio dirían los latinos. ficciones que no hay que tomar en sentido negativo: falacias o mentiras impías o piadosas. son, más bien, como explica el filósofo alemán peter sloterdijk, resultado de una imaginación productiva, una “manía demiúrgica,” una “idea que se hace verdadera a sí misma, como ficción operativa.” cual hubiera dicho la lupe, famosa cantante cubana, la vida social es “puro teatro, falsedad bien ensayada, estudiado simulacro.” o, volviendo a sloterdijk, quien sigue en eso a cornelius castoriadis –autor de “La institución imaginaria de la sociedad”– “las sociedades son sociedades mientras se imaginan con éxito que son sociedades.”


uno de los capítulos del libro citado de cioran se llama “mecanismos de utopía.” ahí escribe: “cualquiera que sea la gran ciudad donde el azar me lleve, me admira que no se desencadenen cada día revueltas y masacres, una innombrable carnicería, un desorden de fin de mundo. ¿cómo, sobre un territorio tan reducido, tantos hombres pueden coexistir sin destruirse, sin odiarse unos a otros? la verdad es que ellos se odian, mas no están a la altura de su odio. esta mediocridad, esta impotencia es lo que salva a la sociedad, asegurándole su duración y estabilidad. pero me admira más aun –agrega– que siendo la sociedad tal cual es, algunos se hayan empeñado en concebir otra totalmente diferente. ¿de dónde podrá surgir tanta inocencia o tanta locura?” esos inocentes, esos locos, esos locos inocentes, son los utopistas.


utopistas y urbanistas. figuras opuestas y a la vez complementarias. sabemos que toda utopía es, de algún modo, una ciudad posible –o, de menos, que se quiere posible. ¿es, en cambio, toda ciudad una utopía imposible?


la historiadora francesa françoise choay dedicó un libro a estudiar las simpatías, las complicidades estructurales entre urbanismo y utopismo: “la regla y el modelo.” la arquitectura y el urbanismo consisten, dice, en la aplicación de principios y reglas. las utopías en la reproducción de modelos. pero la regla sigue al modelo, la regulación depende de la ficción. volviendo a sloterdijk, éste dice que “el arte de una comunidad humana de repetirse en las siguientes generaciones es un proyecto esencialmente politico.” ¿dónde y como tiene lugar ese proyecto politico? ¿se trata de un proyecto –ése y tal vez cualquier proyecto– utópico? el arte de una comunidad de repetirse –y de repetirse mejorando, digamos– ¿es un proyecto de política utópica o de política urbana? ¿es esa ficción operativa que nos re-liga como sociedad una religio civilis –para usar el término empleado por massimo cacciari, filósofo y en dos ocasiones alcalde de venecia?


utopistas y urbanistas: ¿locos? ¿inocentes? ¿locos inocentes? hace unos años reinhold martin hablaba del realismo utópico. un “movimiento” practicado por agentes dobles. el realismo utópico –dijo– es crítico y secular. se desplaza horizontalmente –se escurre– en vez de arriba a abajo. viola los códigos disciplinares incluso al resguardarlos. “es utópico, no porque sueñe sueños imposibles, sino porque reconoce a la realidad misma como un sueño –uno más– tomado demasiado en serio.”


los sueños de la razón –escribió goya al pie de uno de sus famosos grabados– producen monstruos y sólo los monstruos pueden permitirse el lujo de ver las cosas tal como son. imaginen, cantó lennon. imaginen la imaginación en el poder, nos dijeron en el 68. imaginemos ahora, aquí, el poder de la imaginación.


[texto leído ayer al presentar la mesa utopía y realidad, con jose castillo y michael sorkin, en el museo franz mayer, como parte de la exposición "nuestras ciudades, nuestro futuro".]

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