8.3.11

de repentinas y bomberazos

desde el blog de klaus, conocido ilustrador de temas arquitectónicos, este cartón que sirvió para ilustrar un artículo de dan willis para la harvard design magazine: are charrettes old school? las charrettes son una herencia de la escuela de bellas artes, lo que acá conocemos como repentinas: un tema que se les presenta a los alumnos para desarrollarlo en unas cuantas horas, sin ayuda externa y sin posibilidad de abandonar el taller en el que están trabajando. en estados unidos también se conoce como charrettes a lo que aca llamamos bomberazos: un proyecto realizado en poco tiempo.
ambas formas de trabajar, las repentinas y los bomberazos, me parecen en general absurdos. las primeras se basan en la equívoca idea de que el arquitecto es un "creador" y que puede en poco tiempo y sin referencias a nada ni investigación de ningún tipo, proponer una solución a algún problema espacial o de diseño. se ignora que las repentinas pudieron haber tenido algún sentido cuando las respuestas formales estaban codificadas a tal grado que diseñar era un acto de arte combinatoria, buen gusto y aceptación incondicional de las reglas. esas reglas y esos códigos desaparecieron desde hace un siglo y la concepción misma del arquitecto ha pasado de ser la de alguien que soluciona problemas a alguien que es capaz de plantearlos o replantearlos y que en esa determinación del problema subyacen las reglas para cualquier probable solución.
los bomberazos pueden deberse –como sugiere el texto de willis– o bien a una mala administración del trabajo y del tiempo que requiere o a exigencias externas que pocas veces pueden tenerse por lógicas o inteligentes. en nuestro medio nacional, el bomberazo busca responder a las ocurrencias absurdas de algún funcionario en turno y depende casi por completo de la incapacidad endémica que tenemos para decirle a alguien que ocupe uno puesto de gobierno que eso que está "pensando" no es posible en el corto tiempo que nos da.
habría pues que negarse a someterse a cualquiera de esas dos formas de devaluar el trabajo intelectual, físico y "creativo" del arquitecto que son, en las escuelas, las repentinas y en la vida profesional los bomberazos.

1 comentario:

Anónimo dijo...

Hombre, conocido, lo que se dice conocido... Conocidillo, a lo sumo. Gracias, por lo que me toca, de todos modos.