guillermo zárraga, nacido en 1892 y hermano del pintor ángel zárraga, fue uno de los arquitectos con mayor influencia en las generaciones que estudiaban arquitectura en las primeras décadas del siglo 20. juan o'gorman, por ejemplo, lo menciona en sus memorias como uno de sus grandes maestros. fue zárraga precisamente quien, como director de obras públicas del departamento del distrito federal a principios de los años 30, otorgó a la secretaría de educación un millón de pesos para la construcción de 24 escuelas públicas, mismas que proyectaría su destacado alumno o'gorman. en 1928, junto con vicente mendiola, zárraga proyecto el edificio de policía y bomberos, donde hoy, tras una intervención de teodoro gonzález de león, se encuentra el museo de artes populares.
zárraga fue también escritor. en 1943, con el pseudónimo diego cañedo, publica su primera novela: el réferi cuenta nueve. un relato de ciencia ficción, elogiado en su tiempo por alfonso reyes. la novela narra la historia del descubrimiento, en 1938, de un manuscrito fechado en 1961 en el que se describe la invasión de los nazis a méxico. zárraga seguirá escribiendo, como diego cañedo relatos de ficción y con su nombre textos sobre arquitectura. en 1958 publica varios ensayos bajo el título la tragedia del valle de méxico, y en 1971, otra vez como diego cañedo, un relato con el título el gran planificador donde hace referencia a "una serie de artículos con el título de 'la tragedia del valle de méxico', [que] estaban escritos, sin duda, por un hombre de buena voluntad, que no sabía señalar los remedios, pero que hablaba de hundimientos, de falta de agua, de los peligros de inundaciones y de muchas cosas más."
zárraga, quien había sido en la escuela de arquitectura impulsor de ideas revolucionarias en cuanto a la construcción y el diseño, y que, políticamente, había sido muy cercano a plutarco elías calles –al punto de exiliarse del país por un tiempo junto con él–, cambió su postura en cuanto a la arquitectura moderna: le reclamaba no ser capaz de construir una ciudad que pudiera ser habitada dignamente. a los gobiernos posrevolucionarios los acusaba, además de corruptos, de incapaces de dirigir y gestionar el crecimiento urbano, en especial de la ciudad de méxico.
trasncribo a continuación algunos pasajes de ese relato, publciado en 1971, y que narra la vida de un habitante de esta ciudad a lo largo del siglo 20, el gran planificador:
...pero volviendo a mi amigo el ingeniero peláez, nos hicimos asiduos clientes de una fonda situada en las calles de bolívar y donde nos daban un pato exquisito, todavía por la módica suma de cinco pesos el cubierto. peláez me contaba la situación crítica de la ciudad en lo que se refería al servicio de aguas.no tenemos –me decía– ni trescientos litros por habitante, y eso en lo que pudiéramos llamar la parte rica de nuestra urbe, pues en los barrios proletarios las mujeres tienen que salir cargando sus cubos para llenarlos en los grifos que tenemos instalados en las esquinas......nuestra ciudad crecía hasta que por lo años 50 o 52 tenía más o menos tres millones de habitantes, tal vez un poco más. Esto ya se antojaba descomunal. los que hacíamos nuestro agosto éramos quienes poseíamos terrenos en intereses en todos los fraccionamientos; y también los comerciantes y banqueros que buscaban el crecimiento de la metrópoli donde prosperaban sus negocios......hasta aquí me he referido en esta relación, sin pies ni cabeza, a lo que pudiera llamarse un crecimiento natural de esta metrópoli. si hubiera llegado al frente de ella un hombre inteligente y con espíritu crítico se habrían podido mantener todos estos acontecimientos dentro de cauces normales. pero los dirigentes fueron siempre hombres cuya única mira era ejercer el poder...
sucedió todo lo contrario: en la época de los cincuentas la regencia de la ciudad tuvo al frente a un hombre que desconocía la trascendencia de estos fenómenos cancerosos. además, era autoritario y desgraciadamente muy trabajador. su espíritu lo hacía sentirse cacique y reyezuelo de una gran comunidad, y su propósito fue siemrpe el de dominar un gran número de vasallos.anunció que pondría un coto al sin número de fraccionamientos que surgían día con día, y el remedio fue infantil......con el objeto de reparar mi pobre inmueble me puse en contacto con el arquitecto muñiz, hombre un poco desligado de su gremio, pero muy competente. había que meterle la mano a todos los desperfectos de mi caserón –apenas de seis pisos, pero que ahora sería un condominio– a fin de dejarlo presentable...mi arquitecto, más que un profesional, era un hombre inteligente y muy conocedor de los vicios de la metrópoli. sobre todo de aquellos relacionados con su oficio. y me decía:–mire usted, señor michelena, entiendo bien que la inercia adquirida por la presión demográfica es incontrastable; no se puede hacer totalmente responsables a los hombres que tienen en sus manos el poder. es imposible detener en diez metros un convoy que marcha a cien kilómetros por hora. pero es el deber de los técnicos, en todos los ramos, crear válvulas de escape.
para quiene quieren llevar una vida clara y sana, debemos hacer que la provincia ofrezca más atractivos. el problema de nuestra urbe no consiste sólo en legislar, ni en dictar prohibiciones. es un problema de planeación nacional......somos un hormiguero en plena anarquía –me decía–, por eso lo más urgente es planificarla o replanificarla. al usar este término no quiero referirme a su planificación vial, sino a la planificación de la vida colectiva. esto debe obedecer a un programa formulado no únicamente por los ingenieros, sino por los sociólogos, los economistas, los agrólogos, los higienistas, los arquitectos y los estadistas, y diría yo –terminaba– por todos aquellos que hacen la vida buena, amable, riente.
tras una ausencia de varios años, el narrador regresa a la ciudad de méxico en los años 70. un viejo amigo le dice:
...tendrás que acostumbrarte a las cosas nuevas que no conocías: el mal servicio telefónico, el pésimo de correos y de telégrafos y si acaso tienes que ver con las oficinas públicas, como yo, verás lo que son los trámites, el papeleo y la mordida...
vuelve, también, a ver a su amigo el arquitecto muñiz, quien le dice:
yo trabajo ahora en contacto con los problemas de la ciudad –de esta ciudad de once millones donde cuatro viven sin empleo–, donde existen ochocientos setenta y un fraccionamientos sin servicios públicos, donde cerca de cien mil vendedores ambulantes acosan al peatón, donde hay viviendas de diez o doce personas en un cuarto y en las cuales los inquilinos roban la electricidad de los cables próximos. ¡esta ciudad de las ciudades perdidas! ¡ciudades de paracaidistas! ciudades donde no se atreven a entrar los policias, ciudades que son francamente delictuosas.durante su ausencia –seguía diciéndome– se ha desarrollado una plaga de pandilleros asesinos y ladrones; asaltan las casas, atracan a transeúntes solitarios y confrecuencnia los asesinan...pero tenemos el metro, arquitecto. estamos a la altura de nueva york o parís.un metro donde los mendigos lo acosan a uno, que no se redime y que no sabemos en qué va a parar. ¡la miseria, señor michelena, la miseria! yo tengo que recorrer kilómetros y kilómetros cuadrados de barrios paupérrimos y me aussta su sordidez. no se explica uno cómo las autoridades nos han dejado llegar a este grado de putrefacción; somos un organismo leproso...
el 10 de diciembre de 1980 –narra michelena, el personaje de cañedo, alter ego del arquitecto zárraga– llegó el principio del fin:
...a las tres de la mañana de esa fecha inolvidable un terremoto nos azotó......un mes después del terremoto se desencadenó, en toda forma, una erupción del popocatépetl. grandes corrientes de lava bajaron por sus faldas, y casi almismo tiempo el iztaccíhuatl explotó también...
tras la destrucción de la ciudad de méxico, michelena termina refugiándose en san juan de los lagos:
...allí, para sorpresa mía, me topé con el arquitecto muñiz. [...] un medio día, tomando el café, me dijo:recuerda usted cómo comentamos las lacras pestilentes de nuestra querida ciudad de méxico? ¿recuerda usted cómo criticábamos al regente que recibió la ciudad con tres millones de habitantes y la entregó con siete u ocho? ¿recuerda usted que se iniciaron los secuestros de gente adinerada y que cada día fueron más frecuentes? ¿recuerda usted que siempre hablábamos de que se necesitaba un programa y un plan para evitar una catástrofe? pues bien –terminaba el arquitecto– ¿sabe usted el nombre actual del popocatépetl?: "el gran planificador."
4 comentarios:
no encuentro nada raro en que un texto sobre zárraga empiece con una "reflexión" sobre el gran planificador y con referencias a algunos de sus libros –mismos que el escribió y cuyos datos pueden encontrarse en varios textos sobre ciencia ficción mexicana, como este de juan carlos ramírez pimienta http://www.jstor.org/stable/4531208, que es del año 2002, 8 años antes de tu tesis, del 2010 (por cierto, yo publiqué algo sobre zárraga/cañedo, donde menciono esos mismos textos, en el libro vida y diseño en méxico, publicado en el 2008, mismo año en que un texto tuyo sobre zárraga apareció en una revista de la ibero que no tengo –y no he leido)
los fragmentos citados del libro (publicado en 1977 y que yo tengo en fotocopias del ejemplar que está en la biblioteca nacional) son, curiosamente, del libro de zárraga.
la foto, tomada de un archivo, la proporcionaste tu, según se, para un libro del que soy coeditor –por lo que agradecimos en el libro tanto al archivo como a ti. la quito ahora para que no haya reclamos o suspicacias al respecto.
pero lo raro son, tal vez, dos cosas: la tibieza para insunuar plagio donde no lo hay y, más raro aun, suponer que este texto tiene conclusiones coincidentes con las de tu texto, pues, a mi juicio, aquí no hay ninguna conclusion: solo al principio datos –de muy fácil acceso, insisto, en internet– y pasajes de un relato que cualquiera puede conseguir en la biblioteca nacional. claro, lo mio aca no es una "tesis" de maestría sino un textito de un blog.
para quien piense que me contesto solo: mi comentario anterior es respuesta a uno hecho a este texto por "natalia de la r", que, según leo ahora aquí, la autora borro.
el comentario era este:
"Qué raro! tengo un artículo publicado sobre Guillermo Zárraga que incia con una reflexión sobre el Gran Planificador, con esos mismos libros citados, esas escenas de la novela y un argumento y conclusión coincidente con la que aquí leo. Además esa fotografía no es fácil de conseguir...
Muy muy raro"
Agradezco la aclaración. En la academia aconstumbramos hacer mención de los trabajos anteriores y paralelos relacionados con el objeto de estudio, tal y como lo hago con el texto de Ramírez Pimienta en una primera tesis de 2007. Estoy abierta a la discusión e intercambio en los ámbitos correspondientes y por eso surpimí el comentario anterior. Tal vez el problema sea la falta de referencias, que como menciona, no corresponden al formato del blog. saludos cordiales Mta. Natalia de la Rosa
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