23.8.11

prohibido tomar fotos

El fin de semana salimos a caminar y ver arquitectura –una de esas diversiones aparentemente inocentes y seguramente aburridas que acostumbramos los arquitectos– armados con algunos dispositivos para capturar imágenes: una cámara de esas que combinan la tecnología digital con la apariencia de una cámara tradicional y un par de esos dispositivos que, por comodidad o costumbre, seguimos llamando teléfonos pero que también podríamos llamar cámaras, radios, agendas o, simplemente, ordenadores.


El recorrido empezó atrás de Bellas Artes y caminamos unas cuadras hasta el edificio del Ballet Folklórico que diseñó Agustín Hernández para su hermana Amalia. Estando frente al edificio salió alguien a quien preguntamos si era posible visitarlo. Nos dijo que debíamos ir entre semana y, de paso, que estaba prohibido tomar fotos. Antes de su aparición ya habíamos tomado algunas así que, sin discutir, seguimos adelante. Visitamos Tlatelolco, desde la antigua Secretaría de Relaciones Exteriores, hoy Centro Cultural de la UNAM, hasta la abandonada torre de Banobras. Nos encaminamos después a la Biblioteca Vasconcelos, de Alberto Kalach. Ahí comprobamos que el tamaño sí importa: quienes usábamos celulares o cámaras compactas no fuimos interpelados por los guardias, aquél de la cámara con lente protuberante fue de inmediato instruido para solicitar permiso de tomar fotos en el área de comunicaciones. Siguió el Chopo, donde las fotos están prohibidas al interior. Más adelante, en el Eco, de Mathias Goeritz, sí se permiten fotos, como en Tlatelolco. Curiosa discrepancia siendo los tres dependientes de la UNAM.


Salimos del Eco y, tras un extraordinario helado de menta en la Especial de París, heladería fundada en 1921, terminamos en el complejo de Reforma 222, diseñado por Teodoro González de León. Ahí, de nuevo, un encargado de seguridad se acercó para decirnos que tomar fotos estaba prohibido. Envalentonado seguramente por mi helado le dije que no podía prohibirme tomar fotos desde la banqueta. Respondió que sí, que la banqueta también era “de los dueños” y que no podía fotografiar el edificio. Le demostré que sí, que desde la banqueta podía hacerlo. Fin del paseo.


Cualquiera que haya intentado tomar fotos de arquitectura se habrá enfrentado a lo mismo: guardias que dicen que está prohibido. Por lo que he visto en la red eso es común en países como Estados Unidos y Gran Bretaña, en parte, por paranoia post-terrorismo. Acá, quién sabe por qué. En algunos países cuyas ciudades y edificios han sido visitados, dibujados y retratados infinidad de veces, se asume que, desde la calle, se puede fotografiar cualquier edificio –mientras no implique riesgos a la seguridad nacional. En Alemania tienen lo que llaman Panoramafreiheit, libertad de panorama: el derecho a fotografiar, estando en un espacio público, aquello que se ve desde ahí –las fachadas de los edificios, por ejemplo. En España, la Ley de Propiedad Intelectual dice: “las obras situadas permanentemente en parques, calles, plazas u otras vías públicas pueden ser reproducidas, distribuidas y comunicadas libremente por medio de pinturas, dibujos, fotografías y procedimientos audiovisuales.” En México, la Ley de Derechos de Autor permite la “reproducción, comunicación y distribución por medio de dibujos, pinturas, fotografías y procedimientos audiovisuales de las o de las obras que sean visibles desde lugares públicos. A mi entender, eso incluye las fachadas de los edificios que, aunque puedan ser propiedad privada, se exhiben, visibles, en el límite mismo de lo público. Así que, la próxima vez que un encargado de seguridad les diga que no pueden fotografiar, apunten, disparen y tomen su foto.

5 comentarios:

James Oles dijo...

Excelente artículo, Alejandro. Pasa lo mismo con las obras de arte en los museos, con los interiores de las iglesias y con los monasterios del INAH, etc. También en los museos te prohiben tomar notas a veces. No es cuestión de conservación (el flashazo no daña nada, nisiquiera notas con lápiz). Es una cuestión de control, y de guardías que no tienen el poder ni la inteligencia de matizar las instrucciones de sus superiores.

otromas dijo...

gracias james. y sí, tienes razón, es una cuestión de control, mitad burocrático mitad mercantil que, en la época de la reproducción cibernética, del twitter, facebook, instagram y demás, no tiene absolutamente ningún sentido.

Luis Carlos BR dijo...

Es agradable leerte. Evocas en mi emociones sobre la ciudad y la arquitectura.
Y lo de Reforma 222 es un tema serio de reflexión. Parece que las personas que invierten en este tipo de proyectos tienen una visión muy limitada de la vida en la ciudad y de la interacción pública. Es cuestionable este tipo de proyectos que pretenden ser islas en la ciudad. No es culpa de los arquitectos, pero finalmente los aprueban al proyectarlos. Los arquitectos estamos llamados a cuestionar la naturaleza de los proyectos en favor de la ciudad, tema de relevancia ética.

nicolasbackal dijo...

Muy buen articulo! Siempre un gusto de leerte!
Todos los que fotografiamos arquitectura siempre nos topamos con guardias que quieren prohibirlo, en una ocasión tarde mas de una hora en que me dejen salir de una patrulla por aparentemente haber tomado una fotografía de un edificio gubernamental!
Lo que no entiendo es para que se molestan en detener a los fotógrafos si de cualquier manera todas las imágenes están en el street view de Google Earth.

Patrick dijo...

Me pasó lo mismo en la banqueta de R222 (entre muchos otros). Cuando les pedí una explicación, me dijeron que la obra tenía 'derechos de autor'. Lo que dije fue que yo sólo estaba fotografiando la calle y el edificio estaba estorbando. Claro que ganó el control de los guardias.

A excepción de bancos o edificios 'sensibles' (PGR o yo que sé), ¿para qué construir algo a plena vista desde tantos lugares públicos si no quieren que sean fotografiados?