26.6.12

la arquitectura es el mensaje




para celebrar sus 15 años, además de publicar el número 60 por primera vez en dos formatos, el conocido en papel y el nuevo para Ipad, arquine organizó la semana pasada un encuentro en la sala de arte público siqueiros, en polanco, para que varios habláramos de la relación entre la arquitectura y los distintos medios que se utilizan para difundirla. estuvimos, en orden inverso de aparición, felipe leal, hablando de su programa en radio universidad, que cumplió 16 años al aire; yo, intentando hablar de las redes –no sólo electrónicas; eva franch, directora de storefront for art and architecture, galería niuyorquina fundada en 1982; fernanda canales, hablando de las publicaciones sobre arquitectura en méxico en el siglo pasado y, para abrir la sesión, beatriz colomina, quien habló sobre clip, stamp, fold: the radical architecture of little magazines, exposición que curó y presentó precisamente en storefront en el 2007, dedicada principalmente a las publicaciones marginales de la arquitectura de neo-vanguardia en los años 60 y 70.
que abriera la serie de pláticas beatriz colomina tenía sentido tomando en cuenta que ya desde su obra privacy and publicity, de 1996, argumentó que la arquitectura se había vuelto moderna al publicarse o, en otras palabras, que tan importante como el espacio físico donde se construyeron las primeras obras de los arquitectos de la modernidad, fue el espacio de las páginas impresas de revistas, libros y manifiestos. quizás aun más importante. protomoderno, adolf loos desde su revista de un solo hombre –das andere– y luego le corbusier y ozenfant desde l’esprit nouveau o mies van der rohe en la revista G, construyeron no sólo los argumentos sino también las formas que después pasarían del papel al mundo de tres dimensiones. mies, por ejemplo, al tiempo que construía casas de aspecto bastante tradicional, dibujaba y publicaba edificios como su rascacielos de la calle friedrich, de 1921, o el curvilíneo de cristal, de 1922.
colomina explicó como en los años 60 y 70 se repitió el fenómeno de la arquitectura publicada. grupos como los ingleses de archigram –cuyo nombre, en principio, designaba la publicación que hacían–, superstudio o archizoom, construían sus propuestas futuristas en el espacio bidimensional de la hoja impresa, con dibujos, collages y textos.

en méxico, según mostró fernanda canales, ocurrió algo similar –aunque con efectos un tanto más moderados. desde las revistas cemento y tolteca creadas y dirigidas a finales de los años 20 y principios de los 30 por el publicista federico sánchez fogarty –que sirvieron no sólo como propaganda a las cementeras, sino que en sus páginas se consolidó el primer funcionalismo de la arquitectura mexicana–, hasta arquitectura méxico, fundada y dirigida por mario pani y que, durante 40 años, marcaría el canon de la arquitectura nacional. pero también nos presentó casos como el de luis barragán, construyendo su imagen como arquitecto moderno a partir de obras que tal vez no lo eran tanto, que fueron fotografiadas en encuadres fragmentados por lola álvarez bravo para ser publicadas en revistas fuera de méxico.
a lo anterior habría que sumarle la historia de los espacios de exhibición, discusión y crítica y, sobre todo, propuesta de proyectos que aun no son posibles fuera de esos límites: las galerías como storefront.
la arquitectura así se revela no sólo como la historia del espacio construido y las ideas que lo sostienen, sino como un discurso. como ha escrito k. michael hays, la arquitectura puede considerarse como “un medio de negociar en la realidad interviniendo el ámbito de los símbolos y de los procesos de significación al límite mismo del orden social.” 

la arquitectura es el mensaje.

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