17.10.12

el despertar del hombre



¿sería exagerado decir que la famosa escena inicial del filme de kubrik, 2001, una odisea en el espacio, habla, también, del origen de la arquitectura? por supuesto, si esa parte lleva por título, el despertar del hombre, habría que suponer que todo lo humano, como la arquitectura, tiene de algún modo su origen ahí, en ese momento en el que el simio se yergue y empuña un hueso como herramienta, sobre todo si asumimos que eso –el hueso transformado en arma– es un instrumento que cae en el género llamado por sloterdijk técnicas de distanciamiento.

el utensilio impone una distancia entre quien lo utiliza y el mundo desde entonces y en consecuencia inevitablemente exterior. el instrumento construye precisamente dicha exterioridad y, de paso, por tanto, su contraparte, la interioridad. el origen de la arquitectura, en tanto conformación y distribución de la extensión y de nuestros modos de ocuparla, está en esa distancia que abre la instrumentalidad. por eso la arquitectura no es en principio construcción, sino extensión y distanciamiento –la mano que se extiende en el hueso para multiplicar su fuerza y alcanzar su objetivo al mismo tiempo sin tocarlo.

la archi-técnica es el principio o, mejor, la serie de principios –arche– que organizan esas técnicas de distanciamiento, desde el hueso-mazo hasta la carretera, la presa, el cohete o la cámara, pasando por la cabaña, la catedral y el multifamiliar.

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