19.12.12
en medio del mensaje
la larga y tortuosa historia de la estela –que empezó como arco y resultó otro de los fiascos arquitectónicos del gobierno de calderón– sigue dando de qué hablar o, más bien, ahora la estela lanza mensajes. ayer en tuiter se podían leer las burlas o el enojo de muchos: cómo era posible que el monumento se prestara –o se rentara, suponían molestos algunos– a semejantes cursilerías: presumir su amor en más de mil metros cuadrados de cuarzo, 104 metros que nos costaron 1,500 millones –poco menos que, a costo actualizado, el guggenheim de bilbao– y que además, aunque no nos guste, pues es un monumento nacional, el monumento los doscientos años del inicio de la guerra de independencia y cien de la revolución. en el reforma y animal político publican que los mensajes son parte de una exposición interactiva.
la estela es muestra de la incapacidad de un gobierno para planear algo: se inauguró más de un año después de cuando debía; costó, presumiblemente por una mezcla corrupción e ineptitud, más del triple de lo previsto y ni siquiera sigue el proyecto que ganó el concurso –la plaza, muy importante, que conectaría a la estela con chapultepec se canceló. sin embargo, poco a poco ha sido tomada. primero ahí se reunieron los del 132 y siguió siendo centro de reunión, de protesta o de fiesta; luego se abrió el centro de cultura digital –que aun no conozco, hoy lo haré– y al final la transformaron –además de en suavicrema– en memorial por las víctimas de la violencia durante el gobierno de calderón.
ahora los mensajes amorosos escritos en la estela nos hacen de nuevo preguntarnos no sólo si la es un uso "adecuado" para la estela sino para cualquier monumento y, sobre todo, qué es un monumento en nuestra época. si un monumento hoy –como sostiene alexander d'hooghe en el monumento liberal– es puro espacio –lo que pasa entre las construcciones–, si tiene algún poder –o deber– simbólico y, en su caso, de qué. ¿qué dice un monumento: aquí estoy, aquí estamos, esto pasó, te amo? y más bien, ¿qué puede hacer un monumento hoy? el peor ejemplo de lo que no debe hacer, a unos metros de la estela, ha de ser la cuestionada estatua al prócer de azerbaiyán que, además de políticamente incorrecta –en el mal sentido– y de pésimo gusto, no sirve para nada. y eso es algo que hoy un monumento no puede permitirse. ¿será que pese a lo ridículo del fulanito ama a fulanita escrito en la estela, esos textos se sumen a la reivindicación de la estela al multiplicar sus usos?
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1 comentario:
Es interesante como el usuario no solo vive y hace suyo el espacio si no tambien como le da sentido de pertenencia a elementos que intervienen en el espacio, quiza lo hace muy a menudo con el mobiliario urbano que al fin y al cavo son los que construyen el espacio pero, adueñarse y hacer suyo un monumento de un costo extraorvitante es realmente nuevo y grato.
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