¿por qué acabar con un edificio, más cuando tiene cierto valor arquitectónico? superservicio lomas de kaspé, el mercado de arriaga, en chiapas, de octavio barreda y félix candela, el manacar, de enrique carral, o la merced, de enrique del moral, por ejemplo, aquí en méxico. o el prentice hall de bertrand goldberg, en chicago, o el museo de arte popular —folk art museum— de williams y tsien, en nueva york. el edificio de goldberg, que los conservacionistas intentan aun salvar aunque el alcalde de chicago, rahm emanuel, trabaja en sentido contrario, parece que no se presta a las necesidades de un hospital moderno, mientras que el museo de nueva york, vecino del moma, será demolido precisamente por este último. va otra vez: el museo de arte moderno de nueva york demolerá, para crecer, un museo diseñado por arquitectos reconocidos que se inauguró hace doce años. hoy en vanity fair paul goldberger se pregunta por qué el primer museo en tener un departamento de arquitectura y diseño actúa de esa manera. ¿por qué el arquitecturicidio? —y yo insisto: in dubio pro aedificium.
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