30.10.13

ojos que no ven








alguna vez le corbusier le pidió a los arquitectos abrir los ojos y ver, entre otras cosas, los trasatlánticos. en los barcos —como en los aviones o en los autos, completando la trilogía corbusiana, pero también los animales y las plantas, para pensar en el organicismo del siglo 19— son como deben ser: su forma —para repetir la fórmula clásica que louis sullivan le tomó prestada a horatio greenough— sigue a la función. le corbusier le pedía a los arquitectos abrir los ojos y ver los barcos porque pensaba que la arquitectura se había convertido en un arte devaluado en decoración —lo único para lo que los arquitectos eran "buenos".

en the guardian, oliver wainwright escribe sobre el yate diseñado por zaha hadid, algo como un macarrón apolillado y que, como otros objetos —zapatos— y edificios suyos, es un ejemplo de exceso que, supongo, aterrorizaría a le corbusier y a uno que otro ingeniero náutico. wainwright muestra, además los barcos diseñados por norman foster —que también parece excederse en su afán de ser un modernísimo barco—y de john pawson —donde el esfuerzo del diseño parece no concentrarse en la espectacularidad.

a varios arquitectos hoy habría que pedirles que, si no quieren ver, como pedía le corbusier, limiten su talento a los edificios y liberen al resto de las cosas de su buen gusto.

1 comentario:

IM dijo...

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