varias veces debo haber usado este título que, obviamente, replica al del cuento de cortazar la casa tomada —una casa que sus propietarios van cediendo cuarto por cuarto a una presencia extraña hasta terminar en la calle. la ciudad, por supuesto, pese a lo que muchas veces se haya dicho, no es como una casa, en ningún aspecto. pero también podemos ceder espacios uno tras otro y de hecho así ha sucedido.
la semana pasada un pequeño pero intenso escándalo ocupó miles de frases de 140 caracteres en la república paralela de tuiter. la policía de tránsito desalojó a varios que hacían un día de campo en el estrecho jardín sobre el río de la piedad, entubado a lo largo del viaducto miguel alemán. era el tercer año que un grupo, encabezados entre otros por elías catán de taller 13, hacían el día de campo con la idea de revelar el potencial de un sitio donde pasa un río —que la mayor parte de los chilangos jamás hemos visto, más que cuando llueve demasiado y se desborda, inundando la autopista. proponen un paisaje alternativo: el río corriendo a cielo abierto y con agua limpia, jardines, transporte público eficiente. pero la policía terminó con el apacible picnic. dijeron —y el jefe de gobierno del df lo reiteró al día siguiente— que no se trató de un desalojo sino que conminaron a los activistas a retirarse por su propia seguridad. sorprende la diligencia del jefe de gobierno y su policía en este caso cuando en la ciudad hay cientos o miles de cruces en los que atravesar la calle es mucho más riesgoso que practicar capoeira con los ojos vendados sobre el río entubado en el viaducto y jamás he visto ninguna acción del gobierno capitalino que ponga realmente la seguridad del peatón y luego la del ciclista y la de quien viaje en transporte público antes que la de los automovilistas.
una semana después del asunto del picnic, rufino león, secretario de transportes y vialidad del df, anunció que el gobierno de mancera presentará una iniciativa para una nueva ley de movilidad en la ciudad que tendrá al peatón como “eje rector.” habrá que esperar la nueva ley pero sobre todo su efecto en acciones concretas, pues aunque muchas de ellas sean aparentemente simples —como pintar bien los prácticamente inexistentes pasos peatonales y obligar a los automovilistas a respetarlos o propiciar el uso seguro de la bicicleta más allá de los confines de cuatro o cinco colonias de moda—, serán numerosas y simplemente hacer banquetas caminables y bien diseñadas es una tarea compleja que bien podría ser un objetivo primordial de un gobierno.
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