15.3.14
solucionar o no solucionar: he ahí el dilema
acabo de pasar frente al centro coyoacán. un centro comercial que, pese al nombre no está en el centro de coyoacán sino en el borde de la delegación benito juárez. el lema de acción del delegado en esa zona es soluciones y donde antes había varios puestos de comida que no tenían nada de ambulante: estaban fijos de día y de noche, ahora hay unas jardineras en proceso y un letrero que dice, bajo el lema soluciones, "espacio libre de comercio ambulante."
ya confesé aquí alguna vez que odio a los ambulantes. no lo puedo evitar, es parte, supongo, de mis prejuicios clasemedieros que me hacen suponer que las calles se ven mejor limpiecitas y vacías. también ya conté aquí el choque conceptual que fue para mi escuchar a manuel delgado decir que "el espacio público es un espacio concebido por las clases medias y sólo para las clases medias." y es cierto. los clasemedieros odiamos la prepotencia del potentado que ocupa la calle con su séquito de guardias privados tanto como detestamos al mendigo que se tira a media salida del metro con una receta arrugada prendida con alfileres al pecho. nos estorba el rico y nos estorba el pobre. manuel delgado también decía que esa idea del espacio público es la que finalmente se impone pues la gran mayoría de los gobernantes y la gran mayoría de los arquitectos y de los urbanistas que atienden sus demandas son clasemedieros.
al pasar hoy por el centro coyoacan recordé lo que dijo el antropólogo. y también pensé que uno de los grandes problemas de nuestros gobernantes, junto con la idiotez, es su incapacidad de pensar más allá de sus prejuicios clasemedieros. antes era difícil caminar por esas estrechas banquetas reducidas a no más de un metro de ancho entre puestos y comensales. ahora será igualmente difícil. la solución no consistió en eliminar el estorbo sino sustituirlo por otro que se juzga menos molesto. la banqueta seguirá del mismo ancho pero el problema se solucionó. de eso se trataba, ¿o no?
pese a mi odio por los ambulantes derivado, supongo, de mis prejuicios clasemedieros, puedo pensar que la solución no lo es tanto si el ancho de la banqueta permaneció igual y sólo cambiamos puestos por rejas para jardineras. olerá menos a grasa, habrá menos basura y menos gente parada, cierto. pero, más allá del tema de la economía informal, supongo que las jardineras producirán menos flujo de dinero que los puestos que ocupaban su lugar y a quienes comían ahí cada día los obligarán a caminar más lejos —pues el precio de una comida en el puesto es mucho menor que el de un restaurante en el centro comercial. insisto: si la solución dejó las banquetas del mismo ancho para los peatones, ¿no se juzga con dos raseros distintos al puesto y a la jardinera? ¿no se podría, por ejemplo, pensar en la arquitectura de la banqueta y hacer que algunos puestos, bien diseñados, ocuparan el espacio de algunos lugares para estacionar autos y así dejarle más espacio al peatón? ¿o, finalmente, no habría que, al plantear soluciones, pensar más allá de nuestros prejuicios clasemedieros?
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