24.9.07
cu : patrimonio de la humanidad
En junio de 1954 Diego Rivera pronunció una conferencia en el Palacio de Bellas Artes titulada “La huella de la historia y de la geografía en la arquitectura mexicana” en la que comentaba extensamente la reciente Ciudad Universitaria. Con el pretexto de la declaratoria de CU como “patrimonio de la humanidad” –nociones de suyo equívocas– transcribo a continuación unos cuántos párrafos del discurso de Rivera –tomados del libro de Rafael López Rangel Diego Rivera y la arquitectura mexicana. Sin obviar la parcialidad de Rivera y su esquemático nacionalismo estético, presentan otra visión, no del todo equivocada, del conjunto hoy sacralizado:
“Ahí tienen ustedes el edificio central de la Ciudad Universitaria; su Rectoría, el proyecto fue ambicioso y tiene indudablemente grandeza. El inconveniente fue que el proyecto se hizo en el gabinete en lugar de hacer lo que han hecho siempre los arquitectos: que es ir al terreno, observarlo y tratar de exaltar la belleza natural que ese terreno tenga. Se proyectó en la mesa del taller. Se confundió el pedregal de San Ángel con una mesa de billar y cuando el proyecto estuvo listo empezó la dinamita. Entonces lograron destruir, en una parte considerable, uno de los más bellos paisajes que integran la fisonomía de la patria; sin embargo, repito, el proyecto no carece de grandiosidad. Quisieron ser muy modernos y qué fue lo que construyeron: una plaza, un paralelogramo con una torre.”
“Alguien ha dicho que esa sección (la Rectorío y el Campus) de la Ciudad Universitaria es Le Corbusier puro. Yo que fui camarada de le Corbusier desde antes que fuera arquitecto, cuando era pintor no de mucho talento, protesto a nombre de Le Corbusier. No en balde Le Corbusier, con más o menos talento, ha trabajado 35 años; no hay derecho para semejante aseveración. [La Rectoría de la Ciudad Universitaria] es el único edificio del mundo que muestra al público, al tránsito de todo una carretera importante, un rosario de excusados dentro de los cuales se puede ver la maniobra del ocupante, desde que entra hasta que sale.”
“Junto al edificio de la Rectoría está la Biblioteca. La Biblioteca está construida por un arquitecto pintor de gran talento, un gran artista: Juan O'Gorman. No le permitieron realizar el proyecto tal como él lo había concebido […]. Entonces se vio obligado a construir ese edificio que es una caja, pero realizó bellos mosaicos en su muro y bella ornamentación y una bella construcción arquitectónica en la parte de abajo. Los arquitectos partidarios de los rosarios de excusados, han criticado a la biblioteca diciendo que son cuatro sarapes puestos en un tendedero. No saben que hacen a O'Gorman el mejor elogio que podrían hacerle.”
“Ahora llegamos a algo que conserva la huella histórica funcional, puesto que es un frontón […]; está construido con el basalto de ese manto que es el pedregal, y su forma está de acuerdo con los conos truncados de los cráteres que, en un paisaje de belleza inigualable, rodean el lugar. De manera que el arquitecto Arai logró la armonía de su edificio con el paisaje y la armonía de su función. Naturalmente ha sido terriblemente criticado por todos los constructores de cajones y de frontones de cartón; por todos los autores de palacios de la Motorola y de cines de hoja de lata. No pueden perdonarle que se haya permitido hacer arquitectura mexicana, porque la razón del extranjerismo de la arquitectura de la burguesía en México es que quiere mantener la superioridad colonial sobre la gran mayoría de la población, para continuar la explotación de esa gran mayoría en una forma semejante, primero a la de los conquistadores, más tarde a la de los colonizadores.”
“Por eso desgraciadamente yo protesto a nombre de Le Corbusier cuando se dice que la Ciudad Universitaria es Le Corbusier puro. No, Le Corbusier es siempre el esfuerzo para ligar la arquitectura al medio, lo realice o no lo realice; nadie tiene la culpa de tener genio o de no tenerlo, pero ese es su esfuerzo. Entonces el haber destruido un paisaje maravilloso como el del Pedregal, que pedía a gritos arquitectura de acuerdo con él por su belleza, por su amplitud; en donde no había limitación en la extensión del terreno: eso es un error, no es Le Corbusier; no está de acuerdo con el paisaje más que en aquellos edificios como los frontones, como la biblioteca, como el estadio. ¿Y la cuestión de clase? Pues bien, un frontón es un edificio fundamentalmente popular y democrático; es un recinto abierto para que todo el mundo vaya y juegue pelota. ¿Qué es el estadio? Es el lugar de reunión de todo el estudiantado, de toda la juventud, perteneciente a todas las clases sociales, para contender en habilidad y fuerza, para superarse los unos a los otros en su desarrollo social. Por eso los frontones y por eso el estadio tienen ese carácter sin que lo supieran.”
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