28.3.10

contra el pri

escribe andrés lajous en su blog sobre la necesidad de evitar que, en el 2012, el pri regrese al poder. como he oido a varios amigos y conocidos, algunos que estimo y juzgo inteligentes, insinuar o incluso afirmar tajantemente que estaríamos mejor si el pri volviera a los pinos, transcribo aquí algunas líneas de lo que escribe a.l.:
El PRI y el priísimo son patrones culturales, son formas y costumbres que quienes toman decisiones o influyen a quienes toman decisiones públicas usan en la cotidaniedad...

Combatir, al PRI [...] tiene que tener la perversidad de querer que la transición tenga transición, no sólo alternancia. Quiere decir que en la práctica política, en la cotidaniedad de lo público hay que hacer un esfuerzo formal y explícito por no comportarse como el PRI nos enseñó a comportarnos. No podemos aceptar la movilización para negociar a oscuras, no podemos aceptar la difusión de ideas para influir en privado, no podemos concluir la discusión pública en discusiones privadas en los lobbies de los hoteles o en cantinas.

Es decir, ya no podemos correr el riesgo de ser tan generosos con nuestro propio pasado. Justificar lo que hacemos, pero creemos que está mal, "porque así se hace" o "de todas maneras nada cambia". Mientras no dejemos de ser generosos con la complejidad de la realidad que nos trae y construye el pasado es difícil imaginar que las cosas puedan ser diferentes. Tenemos que tomarnos en serio y con consecuencias prácticas el acto de imaginación básico que presupone la democracia: la igualdad política.

Y sí, tomarse en serio el acto imaginativo de la igualdad política, implica hacerle violencia a la realidad. Romper con las relaciones de poder (y personales) que nos sostienen y nos han traído hasta dónde hoy estamos. Implica que quienes se sigan comportando sin presuponer la igualdad política pierdan el poder que hoy tienen. Implica ponerles caro, seguir haciendo como hacen. Y sí esta igualdad política es una abstracción que de cierta manera sólo puede ser impuesta con el ejemplo y la práctica, es decir no puede ser resultado de la negociación con la realidad sino de cierta manera su negación.

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