
1. No es cierto que en el principio fuera el verbo. En el principio –aunque esta afirmación sea siempre engañosa pues el principio, también contrariamente a lo que se supone, nunca es simple, único o definitivo– , en el principio fue el suelo. Podríamos decir, también, la Tierra, pero habría entonces que detenernos a explicar y aclarar la anterioridad de la Tierra respecto al suelo –o la dependencia del suelo en relación a la Tierra. A riesgo de banalizar el pensamiento de Heidegger, digamos que si el mundo es la unidad de cielo y tierra, divinos y mortales, el suelo sería lo que ocurre entre la tierra y los mortales, la mediación, por así llamarle, entre éstos y aquella. Habría que evitar pensar que el suelo es simplemente lo que los mortales le hacemos a la tierra –un producto, por tanto, de los mortales–, sino que es, al mismo tiempo, lo que la tierra nos hace a los mortales. El suelo es, pues, una coproducción entre los mortales y la tierra.
No hay comentarios.:
Publicar un comentario