7.4.10

la hora de dios

publica martín bonfil en milenio que:

El domingo 4 de abril MILENIO Diario informó que en Oaxaca “unos 418 de 570 ayuntamientos, la mayoría regidos bajo el sistema de usos y costumbres, no acataron el horario de verano”, porque “sólo harán respetar el horario de dios”, y “piden al gobierno respeto al tiempo que le fue legado por sus ancestros”. El viernes 2 el mismo diario había reportado que habitantes de comunidades aledañas a la zona arqueológica de Chichén Itzá atribuyen el derrumbe del parte del escenario que usaría Elton John en su concierto del pasado domingo a la “molestia de los dioses mayas”, pues “nadie pidió permiso”. Y es que, explica la nota, “las tradiciones mayas indican que al entrar a sitios abandonados se debe solicitar autorización tanto a los ‘aluxes’ como a Yum Kaax, el Señor del Maíz”.

y se pregunta:

¿Realmente será preocupante que haya mexicanos que crean que los accidentes se deben a duendes o dioses, o que hay una “hora de dios” y se rehúsen por ello a adoptar medidas de ahorro de energía?

a lo que responde:

Yo no sé, pero una encuesta publicada por María de las Heras en El País (29 de marzo) revela que “ocho de cada diez mexicanos considera que la labor de los científicos es importante para la sociedad comparada con otras profesiones”, pero “ocho de cada diez cree firmemente que la fe mueve montañas y el 71% está convencido de que existen los milagros”.
y aunque, entre líneas y siendo sus textos de divulgación científica, sea evidente la posición de bonfil, habría quizá que decirlo con claridad y con todas sus letras: ¡sí es preocupante que haya mexicanos convencidos en que los accidentes se deben a duendes o dioses, que hay una hora de dios y otra de "jaste, jaste, la hora de méxico" y una más, la de verano, que contraviene "nuestras" tradiciones! ¡sí es preocupante que ocho de cada diez mexicanos esté convencidio de la exitencia de los milagros! ese "guadalupanismo" mexicano, que nos lleva a creer en símbolos inmutables y señales trascendentes hasta para organizar el tráfico.

1 comentario:

Premysl dijo...

En las comunidades rurales de pocos habitantes en México, el cambio de horarios afecta solamente a las escuelas, clínicas e instancias oficiales.

En muchas comunidades se publican los eventos o reuniones ya sea de la capilla o de los programas de gobierno (apoyos y pláticas de SEDESOL o de salud familiar de la SSA, por ejemplo) mencionando las dos horas, "la hora de dios" y "la hora del gobierno". Así no se afecta al grupo que no quiere cambiar la hora, ni al que acepta el cambio.

Generalmente esto causa confusiones para los que no son del lugar o no se deciden guiar por alguna en definitiva.

Por otro lado, la gente común, se sigue llevando por el mismo reloj biológico, a su vez guiado por el amanecer y el anochecer. Existe una cosmovisión diferente, se reza al despertar, se almuerza al medio día, da igual la hora, así con otras actividades.

Mucha gente tiene que salir mucho tiempo antes de su casa y generalmente previene, una hora no hace diferencia cuando un transporte pasa cada cinco horas.

Además no existen los atascos de tráfico de la ciudad, y la gente no tiene pactadas tantas actividades por hora.

¿Cuántos electrodomésticos existen en hogares de estas comunidades? Los muy afortunados, por así decirlo, tal vez un radio, una televisión. Ni hablar de un refrigerador.
¿Cuántos focos hay en una casita así? Uno o dos.

El no aceptar un cambio de horario es más una reacción a una imposición.

¿Alguien ha explicado realmente la utilidad del cambio de horario a la gente de estas comunidades? Tal vez ahí es donde el gobierno debería enfocar a un científico, a la divulgación popular del conocimiento.

Desafortunadamente con el elitismo social, la gente de comunidades no entiende, porque simplemente no hay una percepción contundente del ahorro.

Y en un lugar donde el gobierno no explica algo tan sencillo como el cambio de horario...

Los que terminan por explicar las cosas son los que están ahí: los sacerdotes, los chamanes, los ancianos; que no tienen más que su fe, sus creencias y tradiciones.