21.6.10

un dibujo bonito


en el número 52 de arquine, actualmente en circulación, nos invitaron a 7 (florencia rodríguez, fruda escobedo, oscar moreno, mauricio pezo, wonne ickx, felipe mesa y yo) a comentar cada una de las siete muletas de la arquitectura que, en un texto de 1959, discutió philip johnson. las siete muletas son la historia, el dibujo bonito, la utilidad, la comodidad, lo barato, el cliente y la estructura. es obvio que lo interesante es leer primero el texto de johnson y luego los siete comentarios. pero, para los que no hayan comprado aun su arquine, aquí publico mi comentario:

But the next one is still with us today, although, here again, the Crutch of Pretty Drawing is pretty well gone...

It’s a wonderful crutch because you can give yourself the illusion that you are creating architecture while you’re making pretty drawings. Fundamentally, architecture is something you build and put together, and people walk in and they like it. But that’s too hard. Pretty pictures are easier.

Philip Johnson

Si entendemos por un dibujo bonito aquellos sombreados con acuarela de la Academia, es cierto: para los años 50, cuando Johnson argumenta contra las siete muletas de la arquitectura, esa ya casi ha desaparecido. Pero Johnson no va contra la idea de que el dibujo deba ser bello –pues la belleza ya había sido suficiente y efectivamente desmantelada por las vanguardias artísticas de principios del siglo 20– sino, más bien, contra la idea de que la arquitectura dependa del dibujo. La arquitectura –dice– se construye y se ensambla, pero como eso es difícil resulta más sencillo hacer un buen dibujo. En eso Johnson se equivocaba –o, de menos, no era preciso pues no es la arquitectura lo que nos interesa sino el trabajo del arquitecto, que no son necesariamente lo mismo.


No sólo porque –al menos desde que Giorgio Vasari la incluye en la academia junto con la pintura y la escultura, a finales del siglo 16– es una de las artes del diseño, es decir: aquellas que para concebirse se dibujan, sino porque –como explica Alberto Pérez Gómez– “desde la antigüedad griega el arquitecto no ha ‘hecho’ edificios, sino los artefactos mediadores que hacen que los edificios puedan ser significativos.”


Desde el diagrama del monasterio de Saint Gall hasta los de SANAA, pasando por los apuntes de Leonardo o los estudios de Durand, los croquis de Le Corbusier o los collages de Mies, incluyendo el plano que el arquitecto medieval trazaba directamente sobre el suelo usando –como escribe Marco Frascari– su cuerpo como compás, el arquitecto, para entender la arquitectura, la dibuja y luego, si puede o quiere, la construye y la recorre. En lo que no yerra Johnson es en la nueva condición de la belleza: hoy, un dibujo se califica por su potencial operativo, por las transformaciones a las que puede someterse y que, a su vez, puede generar. La muleta desaparecida, pues, debiera ser la imagen que representa –hecha a lápiz, en acuarela o con el programa más sofisticado– y no el (buen) dibujo que presenta posibilidades.

1 comentario:

Anónimo dijo...

que interesante entrada, no conocía lo dee las siete muletas pero ha sido muy educativo,

me ha gustado mucho la inclusión de los esquemas de Carme Pinós.


salu2