26.9.10

ventanas a lo moderno (4)


[continuación] No pretendo presentar eso como un fenómeno mexicano. La quiebra de la diferencia clara entre soporte e imagen, que llega hasta hoy con la discusión sobre el papel del ornamento o el de la figuración en arquitectura, son, por decirlo así, temas que estaban en el aire. Pero en el caso mexicano se mezclaron con aquel debate mencionado de paso y jamas zanjado: qué es lo mexicano en arquitectura –o, al revés, qué es la arquitectura mexicana. Obregón Santacilia, por ejemplo, que, como ya vimos, transcurrió del neocolonial al moderno pasando por el Art-Decó, estaba convencido de lo apropiada que resultaba su arquitectura para México y encontraba ridícula la versión oficial de la misma, encabezada por Mario Pani. A esa arquitectura, que en México recibía el pomposo y ciertamente chocante mote de integración plásticapues todas las artes ahí confluían– la calificaba Obregón con sorna comodecoración de exteriores.



Por supuesto Obregón Santacilia exageraba: Mario Pani era más que un mero decorador de exteriores –y, de paso, habría que apuntar la necesidad de pensar, de nuevo, el uso peyorativo del término decorador. Como gran parte de los arquitectos modernos de la primera e incluso segunda generación, Pani tuvo una formación clásica: ejes, simetrías, proporciones, composición. Pero sus propuestas urbanas van, evidentemente, más allá de eso y también más allá de la idea de la integración plástica que, supuestamente, las caracterizaba. Pani realizó el primermultifamiliar en México –fue también promotor de la Ley de Condominios, que permitió a varias personas ser propietarios de un mismo inmueble y que transformó tanto la noción de propiedad como la estructura urbana en la ciudad de México, aun cuando todavía hoy el imaginario colectivo, por así llamarlo, sigue prefiriendo la casa propia pegada a la tierra, por más lejos que esté de la ciudad, a una parcela de aire en el centro de la misma. El más notable desarrollo de Pani fue, seguramente, el Centro Urbano Presidente Alemán (CUPA). Un sindicato le pidió 200 viviendas en una manzana. Pani respondió con un conjunto en zig-zag, de 13 pisos de altura y con 1080 viviendas que, resolviendo los apartamentos en dos plantas y con calles elevadas cada tres niveles, se inspira claramente en la Unidad de Habitación de Marsella de Le Corbusier –construida entre 1947 y 1952– aunque se halla terminado antes –el CUPA se inicia en el 47 pero se termina tan sólo dos años después, en el 49.



De los mismos años es el Centro Urbano Presidente Juárez que, como el CUPA, combinaba edificios de distintos niveles según el tipo de unidad y, más importante quizás, hace que tres grandes bloques de apartamentos crucen como puente sobre una avenida de la ciudad. En los años 60 Pani proyectó lo que sería su obra urbana de mayores dimensiones: Tlatelolco. También como el CUPA el 75% del sitio queda libre y la densidad es de 1000 habitantes por hectárea. Pani pertenece de algún modo al grupo de arquitectos trágicos encabezado muy probablemente por Minoru Yamasaki –autor de las Torres Gemelas de Nueva York. Tanto el Juárez como Tlatelolco sufrieron graves daños con los sismos de 1985. Del Juárez no queda prácticamente nada y en Tlatelolco tres torres de 20 niveles se derrumbaron. Pero antes del sismo, en el 68, ahí mismo se había iniciado el lento derrumbe del sistema político mexicano surgido tras la Revolución de 1910 –la dictablanda, como alguna vez la calificó Mario Vargas Llosa, no por su particular tersura sino por su capacidad, temible, de adaptación. En fin, no se trató de un mero decorador –hay otras razones que explican la rudeza de Obregón con Pani y que aquí no vienen al caso.

1 comentario:

Karla Peralta (PerPar) dijo...

muy buen arquitexto! :)