4.10.10

ventanas a lo moderno (7)



[continuación] Pero los máximos ejemplos de esto que podríamos llamar ezquizofrenia estilística –si no fuera porque temo resulta tanto o más un juicio moral que uno sico-estético– son, probablemente, Francisco Artigas y Manuel Parra. Éste, amigo y compañero de escuela de Juan O’Gorman, construía sus casas a partir de retazos recuperados de la demolición de viejas casonas. Su obra –auténticos collages surrealistas que tanto por su proceso como por los resultados espaciales habría que calificar de modernos–, esa obra generó la imagen de otraarquitectura mexicana, para muchos más mexicana que cualquier otra. Entre sus clientes estuvo Emilio, el Indio Fernández, el director que –Eisenstein mediante– construyó la imagen de lo mexicano en el cine. Posteriormente a que O’Gorman hiciera las casas para su padre, para Diego y Frida y para su hermano, el historiador Edmundo O’Gorman, Parra construyó varias en el mismo barrio –San Ángel Inn–, logrando que aun hoy muchos lo consideren como una zona típica, y a la obra de O’Gorman –insisto, cronológicamente anterior– como una intromisión de la modernidad extranjerizante.




Por su parte, Francisco Artigas, nacido en 1926, estudió un año de ingeniería para luego viajar por Estados Unidos estudiando la obra de sus arquitectos favoritos: Neutra y Schindler, los Eames y Soriano. Artigas le dio en los años 50 su estilo característico al Pedregal que había inventado Barragán: cajas de vidrio que apenas se posan sobre el terreno volcánico. A su arquitectura le pasa, seguramente, lo que muchos han dicho del cine de la época de oro del cine mexicano: el blanco y negro disimula cierto mal gusto. Artigas también se volvió hacia una arquitectura de tintes regionales, yendo en ese camino quizás mucho más lejos que la mayoría de sus coetáneos. De Artigas Esther McCoy escribio que proyectaba “para su tiempo, pero en su afán de entender más las necesidades de México, acepta las lecciones de los constructores coloniales.” Y apunta que Artigas era “naturalmente ecléctico: su forma de expresión no evoluciona gradualmente –dice– sino que elige tendencias que crecen paralelas en el tiempo y separadas en el espacio.” En su obra hay, pues, sincronía entre modernidad y tradición –en un camino muy distinto al que tomaron O’Gorman o Barragán–, respondiendo, según McCoy, una al entorno urbano y otra al rural. Varios han hecho notar, sin embargo, que la calidad espacial moderna se mantiene en ambas facetas de su producción. Para McCoy, de nuevo, en su arquitectura rural la “planta y la técnica constructiva son evidentemente modernos en su concepción.” Hay que hacer notar que si bien esto es cierto, también revela, en ambos casos, una concepción del interior como decorado, y en eso una ambigua relación con el puritanismo formal de la arquitectura moderna.

1 comentario:

Alejandro Guerrero dijo...

Me parece que existe una fotografía
- ó mas - de Artigas con Neutra, sabes en cual libro aparece?
Gracias