hay quienes piensan que un proyecto arquitectónico es la solución a un problema específico. se equivocan. es exactamente lo contrario: el planteamiento de un problema específico. no habría ni siquiera que hacer referencia tan sólo a la arquitectura. con las etimologías nos basta.
problema –“cuestión que se trata de aclarar, proposición o dificultad de solución dudosa, conjunto de hechos o circunstancias que dificultan la consecución de algún fin,” según el diccionario– es una palabra de origen griego formada por pro, adelante, y ballein, lanzar –de donde balística, bala y balón. un problema es aquello a lo que nos enfrentamos pero no simplemente porque lo hayamos encontrado, porque nos hayamos topado con él, sino porque lo hemos puesto ahí, delante, en tanto problema.
proyecto –“representado en perspectiva, planta y disposición que se forma para la realización de un tratado o para la ejecución de algo de importancia, designio o pensamiento de ejecutar algo, conjunto de escritos, cálculos y dibujos que se hacen para dar idea de cómo ha de ser y lo que ha de costar una obra de arquitectura o de ingeniería, primer esquema o plan de cualquier trabajo que se hace a veces como prueba antes de darle la forma definitiva”– viene del latín pro, adelante, y iacere, lanzar –como en proyectil, que es algo así como una bala. un proyecto es aquello que ponemos delante de nosotros, aquello que lanzamos hacia el frente.
problema y proyecto, pues, al menos etimológicamente, son exactamente lo mismo.
contra el paradigma resolutivo de la arquitectura, que la ve, insisto, como una solución que satisface una necesidad y suple una falta, habría que reivindicar la idea de la arquitectura como planteamiento de problemas o, con mayor precisión, como el planteamiento de ciertos problemas en tanto proyecto. de ahí se sigue que ningún proyecto resuelve todo sino tan sólo aquello que él mismo plantea como su problema, es decir, como su propio proyecto.
así, digamos, el esquema de la casa domino de le corbusier, no es una solución, sino un problema que se plantea y que el mismo le corbusier retoma como proyecto-problema en distintos casos, como en la villa savoya, donde a la planta libre le suma el problema de la continuidad que supone la idea de la promenade architectural. ese mismo problema es replanteado –y recodificado como un híbrido de otros problemas– por rem koolhaas, por ejemplo, en su proyectwo para la biblioteca de jussieu, en parís.
entender el proyecto como un problema, como planteamiento y no solución del problema –pues la solución es un efecto del planteamiento del problema– es una condición básica e indispensable para la concepción de una arquitectura responsable, crítica y autocrítica. y es un tema que se relaciona directamente con la enseñanza de la arquitectura –y con la enseñanza en general. en el libro que le dedica a la filosofía de henri bergson, deleuze explica que la concepción de un problema como algo que debe solucionarse, donde nuestra única tarea es ésa: resolverlo, es un prejuicio infantil y escolar. en la escuela, dice, es el profesor quien plantea el problema para el que el alumno deberá encontrar una solución –y generalmente sólo una, la correcta. la verdadera libertad, dice deleuze, no está en resolver problemas y ni siquiera en escoger cuáles resolver, sino en plantearlos.
1 comentario:
Lectura obligada para discutir en todas las Escuelas de Arquitectura de país, donde es triste la situación de repeticion de conceptos que se desconocen de origen.
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