hace poco me encontré en architizer una entrada sobre el doppelgänger o versión bizarra —en el sentido supermanesco— de la villa savoya que fue diseñada —en architizer colocan la palabra entre comillas— por los autralianos ashton, raggatt y mcdougall. la otra villa savoya es parte del institute of aboriginal and torres strait islander studies —resulta curiosa la elección de esa arquitectura para la sede de una institución del gobierno australiano que estudia la cultura aborigen de esa región. según frieze, howard raggatt dijo que era una especie de versión local, el reflejo pero también la sombra de la villa savoya.
algunos podrían pensar que, si de lo que se trataba era de relacionar a la arquitectura corbusiana con otras arqutiecturas, bien habrían podido pensar lo que la villa savoya, levantada en sus columnas, le debe a la arquitectura tropical y colonial —como hizo santiago borja con su palapa, en referencia al libro de adolf max vogt, le corbuser, el noble salvaje, o incluso una interpretación menos directa, como hizo antonin raymond en japón con ciertas ideas también de le corbusier —quien es uno de los favoritos para ser copiado:
por supuesto el tema no es la falta de originalidad sino la condición de la copia: si se asume como tal, como versión, revisión o corrección —buen ejemplo sería lo que le hizo juan o'gorman al estudio de amadeo ozenfant, diseñado por le corbusier, para transformarlo en el estudio de diego rivera. antes que descartar la copia como falta de originalidad, muy probablemente habría que intentar una ansiedad de la influencia en la arquitectura, entender que toda la cultura es un remix, y que "durante siglos, la arquitectura, como otros oficios, técnicas y artes, se aprendió copiando."
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