9.9.13

el acto de conocer[se] o conocer[se] en el acto




¿qué es arquitectura? una forma de conocimiento. 
eso lo dice saskia sassen en una entrevista publicada en archdailyrealizada en méxico durante su participación en el congreso arquine. “arquitectura no es sólo erigir muros. es incorporar todo el conocimiento que tenemos.” la diferencia entre hacer y conocer articula desde hace mucho tiempo la propia idea —o imagen, que es lo mismo— que la arquitectura construye de sí misma en tanto disciplina. desde vitrubio, para quien el conocimiento del arquitecto vincula dos tipos de saber: fabricar: saber hacer y razonar: la capacidad de explicar lo hecho, hasta pier vittorio aureli, que ha dicho que la arquitectura no es diseño sino una forma de conocimiento que a veces hace uso del diseño.

hace poco leía un texto del filósofo francés alain badiou cuyo título original es la enigmática relación entre filosofía y política y que se publicó en inglés como filosofía para militantes. badiou escribe que hay dos tendencias en la discusión sobre la verdadera naturaleza de la filosofía. para la primera, “la filosofía es un modo esencialmente reflexivo de conocimiento: el conocimiento de la verdad en el dominio teórico, el conocimiento de los valores en el dominio práctico.” la segunda “sostiene que la filosofía no es realmente una forma de conocimiento, sea teórico o práctico, sino que consiste en la transformación directa de un sujeto.” en ese caso —agrega badiou—, la filosofía no es ni conocimiento ni conocimiento del conocimiento sino que es acción.

curioso, pues, que, en el dilema entre hacer y conocer, haya quienes, en oposición a cierta posibilidad de la filosofía —que sea un acto y no puro conocimiento [o conocimiento puro]— planteen la contraria para la arquitectura, entendiéndola como una forma del conocimiento. tal vez la ambigüedad o la síntesis más que la disyuntiva entre conocer y hacer, sea realmente el problema al tiempo que la solución —ya lo discutían sócrates y fedro al hablar de eupalinos, el arquitecto. seguramente la arquitectura no es pura acción, si entendemos la praxis como el simple ejercicio de un saber anterior y autónomo. pero cuesta también entenderla como conocimiento puro, justo aquél del que cierta filosofía quiere distanciarse para pensarse como acción y transformación. también en el eupalinos paul valery hace que sócrates se pregunte —y nos pregunte—: “construirse, conocerse a sí mismo, ¿serán dos actos o no? y acaso wittgenstein —filósofo y arquitecto— responda cuando escribe que “el trabajo en la filosofía es —como lo es también en buena parte el trabajo en la arquitectura— trabajo en uno mismo, en la propia comprensión, en la manera de ver las cosas (y en lo que uno exige de ellas).”

¿donde se coloca entonces la arquitectura como una forma de conocimiento? en su libro architecture depends, jeremy till también habla del conocimiento en la arquitectura, y lo califica como conocimiento situado, enumerando tres características. primero, implica que ante nuestra práctica tomamos responsabilidad y la colocamos firmemente en la arena política y ética. segundo, es un conocimiento que “encuentra oportunidades en lo particular y no busca resolver problemas con esquemas universales.” y tercero, es un “conocimiento parcial, tanto por no estar completo como por tomar partido. pero esa parcialidad confesada, en toda su honestidad y modestia, no es un déficit sino un extra” —un yo sólo se que no se todo.

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