Marlon Blackwell nació en Furstenfeldbruk, Alemania, el 7 de noviembre de 1956. Su biografía dice que creció cerca de bases de la fuerza aérea de los Estados Unidos en Filipinas, Alabama, Florida, Colorado y Montana. También cuenta que, antes de estudiar arquitectura en la Universidad de Auburn, Alabama, practicaba la lucha libre en la preparatoria y que peleó contra un oso, sin lograr vencerlo.
El 25 de febrero de 1853 nació en Tepic, Nayarit, Antonio Rivas Mercado. Cuando cumplió diez años, sus padres, Luis Rivas Góngora y Leonor Mercado, se mudaron a la ciudad de México, pero a los 11 su padre lo mandó a vivir a Londres, a casa de su socio. Luego irá a París a estudiar arquitectura en la École de Beaux Arts e ingeniería en la Sorbona. Rivas Mercado regresa a México en 1879. De 1903 a 1912 será director de la Academia de San Carlos, sustituyendo a Román S. Lascurain, quien llevaba 26 años en el cargo. Mauricio Tenorio Trillo dice que Rivas Mercado fue de los pocos arquitectos mexicanos que recibieron encargos importantes en los últimos años del porfiriato, aunque sus estudios en Francia garantizaban que su arquitectura estaría a la altura de lo requerido. Proyectó la Aduana del Ferrocarril en Tlatelolco, varias casas, como la que hoy ocupa el Museo de Cera de la ciudad de México, la de su cuñado Ignacio Torres Adalid, gran empresario pulquero, construida en 1884 frente a la Alameda, en el número 18 de la actual avenida Juárez. También le construyó su casa al presidente Manuel González. Entre 1904 y 1910 terminó el Teatro Juárez, en Guanajuato.
En 1900 Rivas Mercado ganó el concurso para el monumento celebraría, en 1910, el centenario de la Independencia de México. Entre los participantes en el concurso estaba el ingeniero militar Deodato Lucas Porfirio Díaz Ortega, hijo de Don Porfirio. Tenorio Trillo escribe que “el monumento a la Independencia, diseñado por el arquitecto Antonio Rivas Mercado, hacía eco del tema materializado por el Paseo de la Reforma entero. Rivas Mercado temía que la columna fuera opacado por los árboles y las casas circundantes, así que construyó una columna de treinta y cinco metros desde que se pudiera observar la ciudad entera: de un lado, el Castillo de Chapultepec; del otro la Alameda y el Zócalo. Entre esos dos puntos a lo largo del Paseo de la Reforma estaban los lujosos desarrollos urbanos modernos. El antiguo México aristocrático y el nuevo ideal de l a ciudad se unían en el mismo panorama desde el punto del monumento al gran momento histórico.”
El 28 de abril de 1900 nació la segunda hija del matrimonio de Rivas Mercado con Matilde Castellanos Haaf: Antonieta. Amiga y protectora de artistas, escritores y políticos de las primeras décadas del siglo XX, Antonieta Rivas Mercado ha inspirado libros y una película dirigida por Carlos Saura y basada en una novela de Andrés Henestrosa. A los 18 años se casó con el ingeniero inglés Albert Blair, del que se separó al año siguiente. Se enamoró del pintor Manuel Rodriguez Lozano y después, en 1929, lo hizo del ex-rector de la Universidad Nacional, ex-secretario de Educación y candidato a la presidencia José Vasconcelos. En ese año se exilió primero a Nueva York. Se quedó en el piso 19 de la American Woman’s Association, institución patrocinada por Anne Morgan, hija de J.P.Morgan. El edificio, de 24 pisos, fue diseñado en 1924 por Benjamin Wistar Morris. En 1947 se convirtió en el hotel Henry Hudson y a finales de los años 90 en The Hudson, renovado por Ian Schrager —socio del Studio 54— con el diseño de Philippe Starck. En Nueva York Antonieta se hizo amiga de García Lorca. De Nueva York, Antonieta viajó a París, donde se suicidó, en la Catedral de Nuestra Señora, el 11 de febrero de 1931.
En su biografía de Antonieta, Fabienne Bradu describe la casa que el arquitecto Rivas Mercado construyó para su familia en la calle de Héroes número 45, en la colonia Guerrero: “una casa barrocamente amplia y curiosamente oblicua al frente de un vasto terreno que formaba parte de la antigua huerta de San Fernando.”
Bradu también cuenta el origen del apodo con que se conocía al arquitecto Rivas Mercado: el oso. No era por sus casi 2 metros de altura y su corpulencia, aunque eso ayudaba. En 1872, un grupo de jóvenes y pobres estudiantes de arquitectura caminaba por las calles del Barrio Latino. “Sentado dentro de un cuadrilátero pintado con gris sobre el pavimento —escribe—, un oso pardo miraba bonachonamente, y casi con indiferencia, al grupo de curiosos que mantenía su distancia. Un hombre que sólo llevaba encima una falsa piel de pantera, unos botines negros y un bigote lustroso, daba vueltas alrededor del cuadrilátero enseñando un luís de oro en una mano y sujetando con la otra la cadena que lo ataba a su compañero de trabajo.” El luís sería para quien resistiera más de un minuto en el cuadrilátero combatiendo al oso. Como Marlon Blackwell un siglo después, Antonio Rivas Mercado luchó con un oso, pero a diferencia del arquitecto hoy avecindado en Arkansas, el mexicano que estudiaba en París, venció.
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